«Psicólogos en Murcia»
El Trastorno Obsesivo Compulsivo, conocido también como la enfermedad de la duda, es muy frecuente en la actualidad.
El Trastorno Obsesivo Compulsivo se considera un trastorno de ansiedad.
Consiste en la presencia de obsesiones y compulsiones.
Las obsesiones son pensamientos, imágenes o impulsos que se cuelan de forma involuntaria y repetida en la cabeza de la persona, con los que no se siente identificada, pero le generan una emoción de angustia, miedo o vergüenza, y que, pese al esfuerzo de la persona de no pensar en ellos, no puede controlarlos.
Las compulsiones o rituales son determinados pensamientos o comportamientos que se adoptan para conseguir alivio y evitar las consecuencias terribles que las obsesiones te dicen que pueden producirse. Tales comportamientos pueden ser persistentes, repetitivos, involuntarios y difíciles de soportar.
Es importante aclarar que, a todos se nos han venido alguna vez a la cabeza pensamientos absurdos o inquietantes por su contenido violento, sexual o inapropiado y eso no significa que tengamos un TOC. Esto es frecuente sobre todo cuando alguien está muy estresado o atraviesa una situación de tensión. Normalmente en estos casos, desechamos inmediatamente la idea sin más. Por ejemplo, si mientras baño a mi hijo, tengo la imagen de ahogarlo, yo puedo pensar que es absurdo, que no quiero hacerlo y que ese pensamiento no tiene nada que ver ni conmigo ni con mi realidad. Pero si a ese mismo pensamiento, empiezo a darle importancia y lo refuerzo pensando que puedo tener instintos suicidas ocultos, me provocará angustia.
Ésa es la diferencia fundamental con una obsesión, en qué sentimos y qué hacemos cuando se cuela el pensamiento en nuestra cabeza.
Si le prestamos atención, le concedemos credibilidad y lo hacemos nuestro, nos implicamos con ese pensamiento o idea. Empezamos a dudar si esa idea dice algo de nuestra persona, DUDA que nos provocará angustia y más duda.
Y cuando entramos a luchar contra esa duda es cuando entramos en la obsesión.
Se tienen pensamientos del tipo ¿y si no le doy importancia y resulta que puede ser verdad? ¿ Si no es cierto, por qué reacciono así? ¿por qué lo pienso tantas veces?
Y en este momento, cuando lo cuestionamos todo, a nosotros mismos, a nuestro propio criterio, nuestros sentidos, nuestros recuerdos…la duda se hace con nosotros y la angustia toma el control de la situación. En este momento trataremos de aliviarla, o bien, evitando situaciones que nos la provocan o realizando rituales para aliviar el malestar.
En cualquier caso, comenzamos a vivir con el miedo de que nuestros pensamientos puedan ser ciertos, pero nunca con la seguridad ni de que lo sean ni de todo lo contrario.
Y ahí radica la base del problema, en la duda.
Existen diferentes tipos de obsesiones y compulsiones.
Las más comunes son los “limpiadores”, cuya obsesión está relacionada con la contaminación a través de determinados objetos y situaciones, y sus rituales consisten normalmente en lavarse las manos de forma repetida, duchas prolongadas o limpiar la casa una y otra vez. Una paciente, Pilar 37 años, tenía miedo a contagiarse de SIDA. Cuando ella pensaba que podría haberse contagiado, pese a no haber estado sometida a ninguna situación de riesgo, se lavaba repetidamente las manos hasta que “su mente le decía que era suficiente”, tal y como ella misma describía.
Los “verificadores”, son personas que comprueban de manera excesiva aparatos eléctricos, puertas, ventanas…, para evitar que ocurra una “catástrofe”. Andrea, 28 años, sentía que su vida estaba totalmente limitada por sus pensamientos obsesivos, ya que se sentía obligada a comprobar si había apagado la estufa, plancha, cerrado la puerta de casa, del coche, grifos…La duda era constante, teniendo que volver a casa a comprobarlo, o no poder concentrarse en su trabajo por la preocupación, hasta el punto de preferir no salir de casa para evitar la angustia.
Los “repetidores”, al igual que los verificadores, para evitar que su pensamiento se cumpla, repiten una acción hasta que se siente aliviados. A diferencia de las anteriores, no tiene que existir una conexión lógica entre la obsesión y la compulsión. Por ejemplo, se puede pretender evitar la muerte de alguien repitiendo una determinada secuencia de números. Antonio 30 años, sentía cada vez que escuchaba o veía el número 6 que si no lo repetía un determinado número de veces sucedería algo terrible, por asociar dicho número a la idea de Satán.
Los “ordenadores”, son individuos que necesitan que su entorno esté organizado según unas normas rígidas, si no es así, se sienten molestos e incómodos.
Los “ritualizadores mentales” son aquellas personas que repiten pensamientos o imágenes para contrarrestar la preocupación que genera su obsesión. Por ejemplo, José se sometía varias veces al día a recordar acontecimientos sin importancia para convencerse a sí mismo que no padecía Alzheimer.
Los “Obsesivos puros” son aquellas personas que experimentan pensamientos negativos, muy perturbadores, incontrolables, de manera repetida, que les produce una gran angustia. A diferencia de las personas que sufren los anteriores tipos de obsesiones, éstos no realizan compulsiones o rituales como los que hemos descrito. Las más frecuentes suelen ser:
- De contenido sexual: tener pensamientos o imágenes consideradas prohibidas, perversas o inapropiadas, miedo a ser pedófilo, a ser homosexual o a cometer incesto…
- De contenido agresivo: ideas o imágenes en las que se agrede y daña físicamente a uno mismo u otra persona, miedo a insultar o decir obscenidades, a ser responsable de alguna catástrofe, o a cometer un delito.
- Otros: miedo a volverse loco, a perder la identidad, a no hacer correctas las cosas….
Lo común a todos los tipos descritos es que:
- Las obsesiones provocan inquietud y/o angustia por las consecuencias catastróficas.
- Se cuelan en tu cabeza de manera involuntaria, repetitiva, se asumen como ciertas lo que provoca inquietud y angustia.
- En ocasiones la persona puede reconocer la irracionalidad de su obsesión, pero pese a que intenta resistirse a ella, lo único que consigue es agravarla.
- Los rituales persiguen evitar las consecuencias catastróficas y provocan una tranquilidad temporal.
- Los rituales implican habitualmente secuencias específicas.
- Las obsesiones te hacen entrar en la duda constante, “Y si……”, y te hacen sentir dichas dudas como propias, provocando en la mayoría de los casos que te cuestiones como persona.
- Las obsesiones cada vez van a más, la angustia se hace más intensa, lo que provoca que aumenten rituales y tu vida se vea más interferida y condicionada.
La frecuencia del Trastorno Obsesivo Compulsivo en la actualidad, es bastante elevada, convive con nosotros a través de familiares, amigos, conocidos, compañeros de trabajo… Sucede, que no siempre es visible para nosotros, pues el que lo padece trata de ocultarlo, pero sí genera un gran sufrimiento tanto al paciente como a su entorno más cercano en la mayoría de los casos.