«Psicólogos en Murcia»

No sé tú, pero yo, como creo que la mayoría de nosotros, en alguna ocasión nos hemos empeñado en amores imposibles, en seguir intentando arreglar una y otra vez una relación que no funciona, en cambiar a nuestra pareja porque ya no me gusta como es…

Está claro que,  no hay que tirar la toalla, que hay que quemar el último cartucho, y el penúltimo y el antepenúltimo…

Pero cuando uno ya sabe que no funciona, que en ocasiones es desde el principio. ¿Por qué nos seguimos empeñando en que funcione? ¿Por qué sufrimos innecesariamente o hacemos sufrir, para terminar llegando a la conclusión de que no funciona?imagesCAEH661I

Y uno aquí podría decir: Bueno, ¿Es que no es tan fácil?

Y es cierto, no es fácil, pero el empeñarse tampoco lo es.

Seguramente, hay muchos motivos por los cuales nos quedamos, y dependiendo de cada uno y de sus circunstancias, las variables podrían cambiar en cada caso. Pero hay un motivo común a todos nosotros,  y que, independientemente de la situación, se da siempre.

Lo común en todos los casos es el cómo funciona nuestra mente ante una situación así.

Ante una situación de cambio, que en la mayoría de los casos entraña un riesgo, incertidumbre a lo que puede pasar, falta de seguridad, de control de la situación; tu mente tratará que evites el enfrentarte a todo ello, ya que el enfrentarte implica aparentemente un mayor peligro  que si te quedas como estás, que por lo menos, ya lo conoces.

Tu mente no se cuestiona si eres feliz o no, si es eso lo que quieres, lo que percibe es la seguridad, que en definitiva es el no cambio.

En este caso el miedo, lejos de quedarse en casa, sale y se manifiesta abanderando el famoso dicho de: «más vale malo conocido que bueno por conocer»

Por ello, te sabotea haciéndote pensar en términos de posibilidades, totalmente superfluos y ausentes de veracidad, más que en términos de probabilidades, realistas y basados en hechos evidentes.

Recuerda que, posible es todo, pero la probabilidad de que las cosas sucedan depende de los hechos reales, de la evidencia acumulada.

images[7]La posibilidad te haría pensar así:

“¿Y si esta vez si cambia?”, “¿Y si esta vez va en serio?”, “¿y si no lo intento y ahora si se ha dado cuenta?””¿y si después de todo lo pasado,  ahora abandono y el cambio es para la siguiente(pareja)?”

La probabilidad sería algo así:

Si he escuchado esto 5 veces y no ha servido de nada, que probabilidad hay de que sirva esta. Realmente ninguna.

Me gustaría que fuese así, pero si he intentado que cambie infinidad de veces y no lo ha hecho, la evidencia me dice que en esta tampoco cambiará.

Pero esto no es todo. Por si nos cargamos de valor y se nos pasa por la cabeza, aunque sea fugazmente, el atrevernos a decidir dar un cambio, nuestra miedo saca la artillería pesada y nos hace percibir la realidad de modo selectivo para seguir desconfiando en el cambio.

Por ejemplo, si estamos esperando que nuestra pareja dialogue más y se interese por nuestras cosas, cualquier cosa que haga, como mirarnos mientras le hablamos en una ocasión, servirá para confirmar que está cambiando, aunque el resto de las veces no te escuche.

«Ves, te ha mirado, lo mismo te estaba escuchando, poco a poco» «¿y si ahora se interesa por mis cosas?»

imagesCA7YX9K4La trampa no está ahí, por que quizá lo haga, y se interese por tu cosas, la cuestión es si se interesará como tu quieres que lo haga.

 Nuestra mente, básicamente por miedo, se escapa pensando a lo que nos gustaría, a que si las cosas cambiasen, a que si él o ella cambiara…y de ese modo, nos mantiene en la sala de espera del cambio.

Pero la REALIDAD es la que LA QUE VIVIMOS DÍA A DÍA, no la que me gustaría si las cosas cambiaran.

Aunque es un tema que nos podría llevar horas y horas de reflexión, ya que todo tiene sus matices, yo lo voy a dejar aquí, pero solo momentáneamente. Lo retomaré en otro momento.

Por ello me apetece compartir contigo un poema de Mario Benedetti, que resume desde mi parecer, este empeño por amores imposibles. Espero que te guste.

OTRO CIELO

No existe esponja para lavar el cielo
pero aunque pudieras enjabonarloy luego echarle baldes y baldes de mar
y colgarlo al sol para que se seque
siempre faltaría el pájaro en silencio

no existen métodos para tocar el cielopero aunque te estiraras como una palma
y lograras rozarlo en tus delirios
y supieras al fin como es al tacto
siempre te faltaría la nube de algodón

no existe un puente para cruzar el cielo
pero aunque consiguieras llegar a la otra orilla
a fuerza de memoria y pronósticos
y comprobaras que no es tan difícil
siempre te faltaría el pino del crepúsculo

eso es por que se trata de un cielo que no es tuyo
aunque sea impetuoso y desgarrado
en cambio cuando llegue al que te pertenece
no lo querrás lavar ni tocar ni cruzar
pero estarán el pájaro y la nube y el pino

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Un comentario en “¿Por qué nos empeñamos en amores imposibles?

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