«Psicólogos en Murcia»

 

 

imagesCANLQY1DPara algunos el miedo al compromiso es la epidemia del siglo XXI

Vivimos en una sociedad cambiante, en la que parece que también pueda estar cambiando el modelo afectivo de relación. En un entorno donde todo cambia, donde nada es seguro ni estable, ¿por qué lo iba a seguir siendo la pareja?

¿Qué sucede?

¿Es miedo al compromiso o la excusa para vivir una eterna adolescencia?

O es el miedo a equivocarnos, ¿por qué decidir ya? Puede que pueda encontrar a alguien mejor.

O más bien es, que como la sociedad ha cambiado, ¿hemos tenido que adaptarnos a ella?

¿Por qué sucede?

Cierto es que, pueden influir determinados factores socioculturales, y que podemos haber cambiado nuestro modo de relacionarnos y establecer lazos afectivos.

Pero si no tenemos una relación sentimental comprometida sea porque no queremos, y no porque no podamos.

Me gustaría que te parases conmigo y echásemos un vistazo a nuestro alrededor. Es fácil encontrar motivos por los cuales no nos comprometemos, o cada vez lo hacemos más tarde.

En primer lugar, la esperanza de vida ha cambiado, vivimos más años, pero no sólo eso, es que los vivimos mejor. Tenemos más años para estudiar, tener relaciones y experiencias, crecer profesionalmente, tener una casa, hijos…lo que nos lleva a posponer cada vez más el plazo para conseguir nuestros objetivos. images[5]

Además, ahora llegamos a la edad adulta con todo un abanico de oportunidades que puede desbordarnos y no elegir por no estar completamente seguros, si elijo puede que después venga algo mejor. No queremos dejar pasar  oportunidades,  y si nos decantamos por una, quizá se nos estén escapando otras. Esto nos lleva a pensar: “Ya habrá tiempo de todo”. Y posponemos el decidir aspectos vitales importantes.

Entre tanto, el vivir sólo nos hace ser egoístas, por un lado la sociedad competitiva en la que vivimos, nos hace seguir la ley del más fuerte, no puedo frenar mi vida por nadie, nadie la frenará por mí. Nos parece ridículo a determinadas edades estar solo con una persona, pudiendo estar con más, mientras que estamos con una se nos están escapando otras, que quizá puedan ser mejores.

Por ello la gente se acostumbra a vivir sola, a no necesitar a nadie, a no tener que dar explicaciones, a no expresar sus sentimientos, lo que hará más difícil el plantearse compartir su vida. ”¿Merece la pena correr el riesgo?¿Supone ganar o perder?

Esta actitud está es reforzada por las redes sociales. Fomentan muchas relaciones totalmente impersonales, relaciones que no implican ningún grado de implicación, que me dan libertad y en las que no tengo que ofrecer más que la inmediatez del momento. Por otro lado, es un escaparate lleno de oportunidades, y expuestas todas a la vez, sin tener la sensación de tener que esforzarme por conseguirlas. Facebook, whatsapp, twitter…

imagesCA2BNAG4No podemos dejar pasar tantas oportunidades a cambio de una.

Además, la influencia de los medios de comunicación, que por un lado nos hacen creer y desear un amor romántico y de película, donde uno se siente tan enamorado que haría lo que fuera por el otro, y con el que compartirás tu vida. A la vez que fomentan relaciones superficiales, donde se persigue un ideal de belleza y de éxito, que no es realista, ya que basan las relaciones en valores superficiales con fecha de caducidad, cuando identificamos que no es lo que realmente queremos

Pero la cuestión es ¿Lo queremos todo? ¿Inmadurez?

Ni que decir tiene, los roles que ocupan la mujer y el hombre hoy día, han cambiado completamente. La mujer no tiene por qué casarse y tener hijos, puede ser lo que se plantee ser, directiva de una empresa, madre soltera, adoptar hijos, casarse con otra mujer…Esto nos lleva a que la mujer ahora tiene más opciones y la responsabilidad de elegir la mejor, lo que implica que exigen también hombres “perfectos”, y posponen también su decisión. No es lo mismo elegir pareja con 18 años que con 38.

Por otro lado el hombre, ante este cambio de la sociedad y en extensión del rol de la mujer, no tiene tan claro cuál es su rol. Ellos también se sienten perdidos, saben que pueden posponer su decisión de comprometerse, pero además ya no tienen claro cuál es su rol. Tradicionalmente eran el “hombre de la casa”, pero ahora, la mujer ya no les necesita ni les quiere para eso, saben que tienen que responder a una serie de demandas emocionales de las que nadie les informó cuando les educaron. Ahora ya no tienen por qué sostener a la familia. Y se sienten en ocasiones perdidos. Como no saben lo que quieren, tampoco deciden nada.

Es evidente que la sociedad cambia, las personas se dejan arrastrar por estos cambios, es pura adaptación y supervivencia, pero los modelos educativos y las ideas que trasmitimos son totalmente confusos. Y ante la confusión, nuestros jóvenes no deciden nada, no se comprometen con nada, necesitan una seguridad que no tienen.

Y entonces, surge el miedo al compromisoimagesCAZFM6W2

Repasado todo esto es evidente ¿no?

Pero el miedo al compromiso no surge por todos estos cambios socioculturales, el miedo es una cuestión de cada uno. Lo fácil seria culpar a la sociedad y a los demás. Está claro, que cada uno tiene la libertad de elegir el tipo de relación que quiere llevar. Si no te quieres comprometer no lo hagas, pero que no sea porque tu miedo no te deje.

Lo que ocurre es que, en todo este escenario, nos hemos montado una película individual, en la que nos exigimos ser el protagonista único y principal de ella. Admitimos actores secundarios, y cuanto más buenos sean mejor, pero no estamos dispuestos a compartir nuestra película con otro protagonista, la película es nuestra.

Entre tanto, el miedo cumple su función, la de protegernos de cualquier aspecto que amenace nuestra seguridad, nuestra zona de confort, donde lo tenemos todo controlado, donde no asumimos el riesgo de perder nuestra independencia y todo lo que tanto esfuerzo no ha costado conseguir, entendemos la relación como algo que nos hará perder, y en la que no tenemos nada seguro que ganar.imagesCAMGH8SC

No estamos dispuestos a que nadie venga y nos haga daño, y nos tambalee todo el decorado que tanto nos ha costado ordenar.

Cuando percibe cualquier tipo de amenaza nos enciende las alarmas, nos avisa de donde está el supuesto peligro y nos apartamos, es la forma más fácil y rápida de protegernos.

La cuestión es que nuestro miedo está mal educado. Ya que nos alerta de los peligros externos, cuando se le está escapando que nuestro mayor enemigo está con nosotros.

Y somos nosotros porque no tenemos la seguridad para permitir que alguien entre en nuestra burbuja y desnudarnos ante ellos. Supone un riesgo, no tenemos claro que sepamos asumir lo que implica. No tenemos un claro conocimiento de nosotros mismos, no confiamos en saber enfrentar la situación de un modo sano y superarlo, y nos escondemos en la huida.

Como no reconocemos nuestras debilidades y carencias, buscamos defectos y fallos en el otro, para concluir que la causa de que no funcione es el otro. Por ello nos alivia romper la relación, volvemos a estar a salvo, y a recuperar el control perdido.

Pero ¿Cómo podemos afrontar el miedo al compromiso?imagesCAGU64TS

Una buena autoestima que nos de seguridad en nosotros mismos es la base de todo.

Lo primero es reconocer que te ocurre, ser consciente de tus debilidades, miedos y limitaciones.

No olvides que es miedo y al miedo se le vence enfrentándolo.

Para ello puedes seguir una serie de estrategias:

 

  • No evitas o huyas de lo que te provoca el problema, eso no lo solucionará, sólo te aliviará momentáneamente. Pero cuando vuelvas, seguirá ahí.
  • Plantéatelo como un proceso, no como un cambio radical. No olvides que estamos reeducando a nuestro miedo. Para ello introduce pequeños cambios en tu actuación habitual, para que tu mente perciba que no ocurre nada, que todo está bajo control.
  • Haz una nueva evaluación de tus habilidades y limitaciones. Necesitas tener un conocimiento claro de ti, para saber con qué cuentas. Esto te dará una mayor seguridad. Necesitas confiar en ti.
  • Comienza a expresar tus sentimientos, tanto los positivos como los miedos. No serás más vulnerable por ello, descargaras tensión y al relativizar la importancia que tienen, el miedo disminuirá, haciéndote sentir más seguro.
  • Además la base de una buena relación es la comunicación y confianza. Aprende a expresar de modo asertivo lo que piensas y sientes. Te sorprenderá, como tu pareja está gustosa de escucharte y te sentirás mejor.

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¿Estás dispuesto a comenzar?

El beneficio será tu propia libertad en comprometerte.

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