Rabietas

Rabietas

Las rabietas forman parte del desarrollo evolutivo normal de un niñ@. Sin embargo, es uno de los temas más frecuentes que los papas plantean en consulta. Para la mayoría de los papás, es algo incontrolable y que genera un gran desconcierto. Les preocupa no poder controlarlas y no estar haciendo las cosas bien con sus pequeñ@s

Las rabietas que forman parte del desarrollo normal de un niño, suelen darse entre los 1 y los 5 años, teniendo su máxima expresión entre los uno y los 3.

Las rabietas son la forma que tienen los niños de expresar sus emociones. A nivel evolutivo, no están preparados para aceptar que sus deseos no se cumplan de forma inmediata y tampoco cuentan con mecanismos o herramientas para poder expresar lo que sienten de otra manera. Si nos paramos a pensar ¿Cómo podría un niño de un año de edad, que aún no sabe ni hablar, manifestar sus descontento con algo? La frustración, la rabia, el estrés, el miedo incluso, lo expresan de esta manera.

Si partimos de este punto, es decir, que las rabietas son una expresión normal de las emociones, y que el niño lo hace de este modo porque no sabe hacerlo de otro, llegaremos a la conclusión que, están desprovistas de cualquier intencionalidad. En los niños pequeños, no hay intención de generar un malestar a sus padres cuando tienen una rabieta. Sin embargo, en niños más mayores, puede haber un componente aprendido, ya que hayan observado en repetidas ocasiones, que con sus rabietas consiguen lo que quieren, sea a nivel emocional o cualquier cosa que deseen en ese momento.

La terapia con los padres, en este caso, consiste en proporcionarles pautas para que puedan acompañar a sus hij@s en esta fase sin sentirse culpables ni incómodos cuando las rabietas se den. Hay que tratar que establezcan una relación sana con sus hijos, y entiendan que es una fase donde tienen que entender a sus hijos, para que su desarrollo emocional sea óptimo. No hay que tratar de evitar las rabietas, son necesarias para el desarrollo cognitivo y emocional de los niños. Hay que gestionarlas desde el amor y la comprensión.

Quizá, algunos papás que estén leyendo esto, piensen que desde el papel y la teoría todo suena muy fácil, pero que, cuando un niño te monta una rabieta en medio de la calle, o en un restaurante, es muy difícil controlar los nervios. Muchos papás, tienen miedo al qué dirán, a lo que pensarán los demás, acerca de su labor como padres. Por ello, ceden a la emoción del niño, dándole lo que desea en ese momento para que la rabieta termine cuanto antes. Otros papás, directamente, prefieren no salir con sus hijos, para evitar la situación.

En ningún momento, hemos mencionado que esto sea fácil. Se puede convertir en una etapa agotadora y donde el estado emocional del adulto también se resienta. Por otro lado, dependerá del temperamento que tenga cada niñ@.

En cualquier caso, hay que armarse de paciencia y saber que es una etapa que pasará, y si uno se siente desbordaoo e incapaz de poder gestionar esta etapa, puede pedir ayuda profesional, que siempre vendrá bien para, por un lado, saber qué hacer con las emociones de los niñ@s y las rabietas, y por otro, como gestionar las nuestras, como adultos.

Si estás leyendo estas líneas, seguramente te sea de ayuda lo que te cuento a continuación.

  • La primera recomendación que te puedo dar es, partir de que tu hijo está teniendo una emoción negativa, con lo que sería positivo tratar de entender qué le ocurre, por si fuera posible solucionar aquello que le hace sentir tan mal.
  • Resulta muy útil, verbalizarle al niño la emoción que nosotros creemos que está sintiendo, para que ellos también normalicen la emoción y entiendan qué les está pasando. Por ejemplo, » creo que estás muy enfadado…»,»veo que estás muy muy rabioso».
  • Mostrarse tranquilos y relajados para trasmitirles calma, y no contagiarnos de la emoción del niño. Si perdemos la paciencia, gritamos, o le negamos al niño su emoción, conseguiremos el efecto contrario. Puede que agudicemos su rabieta, o lo que es peor, que la estemos reforzando negativamente para veces posteriores.
  • Por ello, en ningún caso, elevar la voz, ni gritarles, ni insultarles, ni que decir tiene, pegarles.
  • Si su emoción es muy intensa, y la rabieta es desproporcionada, es recomendable apartar al niño del escenario donde se encuentre, abrazarle, aunque en principio el se resista y tratar de que exprese su emoción acompañado y desde el amor. Contenerles físicamente funciona para relajarles y protegerles de que se hagan daño o se lo puedan hacer a los demás.
  • Acompañarles en todo momento. Aunque estemos tentados a mandarles a su habitación, o a ignorarles, no es efectivo. Cuando son pequeños, lo que conseguiremos dejándoles solos es agudizar su emoción, ya que se sentirán abandonados, y creéme, no les servirá para reflexionar. No son conscientes de lo que les ocurre ni de lo que están provocando ¿qué van a pensar entonces?
  • Por último, pero muy importante, ser respetuosos con nuestros pequeños, tratando de cuidar su dignidad, y ser flexibles con sus limitaciones. Recuerda, no tiene mala intención, no es un tirano, no lo hace por fastidiar, no es nada personal, y tampoco busca manipularte ni chantajearte emocionalmente.

PSICÓLOGA INFANTIL EN MOLINA DE SEGURA, MURCIA

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¿CÓMO AFECTA LA AUTOESTIMA A TU RELACIÓN DE PAREJA?

¿CÓMO AFECTA LA AUTOESTIMA A TU RELACIÓN DE PAREJA?

La autoestima afecta nuestra relación de pareja sin duda alguna. Cuando alguien tiene una baja autoestima, puede tener como consecuencia comportamientos que afecten negativamente a la pareja, pero a la vez, esta influencia puede darse en sentido contrario, es decir, que determinados comportamientos en la pareja, pueden minar la autoestima de sus miembros. Más adelante, pondré algunos ejemplos de cómo influye la autoestima en la pareja, así, resultará más fácil entender esto que digo.

Las personas con una buena autoestima se aceptan tal y como son, tienen una percepción realista de sí mismo, y por tanto se quieren tal cual son. No necesitan la aprobación de los demás para sentirse bien, tienen confianza en sí mismos, y esa seguridad les permite querer a los demás sin inseguridades. Por ello, cuando mantienen una relación sentimental, no muestran sentimientos de culpa injustificados, expresan sus deseos y necesidades, muestran un comportamiento de confianza hacia el otro y no ejercen conductas de control ni miedo a que les puedan abandonar.

Dicho esto ¿Cómo puede afectar una baja autoestima a tu relación de pareja?

Las personas con baja autoestima, en pareja:

Habitualmente sienten celos. El motivo de esto es la inseguridad que sienten en ellas mismas. Creen, que no son lo suficientemente buenas para ser amadas y que cualquiera sería mejor candidata para ocupar su lugar. Aunque su pareja no tenga comportamientos que la lleven a pensar eso, e incluso la anime y realce sus virtudes, no será suficiente para aliviar su miedo a ser abandonada. Por ello, tratará de controlar a su pareja y esto conducirá a conflictos entre ellos.

Como consecuencia, se sienten culpables continuamente, sienten la necesidad de pedir perdón, por un lado para compensar su actitud insegura, y por otro, porque debido a sus inseguridades, se sienten responsables de lo que ocurre en su entorno, sobre todo, de las emociones de los demás.

Necesitan agradar a todo el mundo, por lo que les resulta muy difícil decir que no. Evitan de este modo el conflicto, un mal pensamiento por parte de la otra persona, sentirse culpables, y se aseguran, que la otra persona estará contenta con ellas. Esta actitud nada asertiva, se convierte en un problema para la relación a largo plazo, ya que se va acumulando rabia hacia el otro. La persona insegura, antepone las necesidades de su pareja a las suyas propias y esto provoca que sus deseos y lo que a ella le gusta hacer nunca ocurra. Convierte la relación en un continuo ceder a favor del otro.

Necesitan una confirmación continua del amor del otro. Preguntan una y otra vez si se las quiere. Pone a la otra persona a prueba con demandas desproporcionadas, que acaban normalmente en discusión, provocando el resultado contrario al que busca.

La vida sexual se ve afectada. Los motivos son varios. La inseguridad con respecto a su cuerpo, hará que no se sienta cómoda desnudándose ante su pareja. Además las continuas discusiones generan distancia y enfrían la pasión.

Por último, la comunicación se ve muy resentida, el miedo le hace filtrar la información que le llega del otro, de modo distorsionado, con lo que no le da valor a las muestras de cariño y cosas bonitas que recibe de la otra persona, pero magnifica y generaliza una crítica o comentario constructivo. Por ello, la pareja prefiere callar, por miedo a la reacción del otro. Esto también genera distancia, que es interpretada por la persona insegura como falta de interés y cambio de sentimientos de su pareja. Lo que provoca celos y vuelta a empezar.

Si crees que tu autoestima no pasa por su mejor momento y que puede estar afectando a tu relación de pareja, puedes leer otras publicaciones en nuestra web que te pueden ayudar a mejorar el concepto que tienes de ti

CELOS EN LA RELACIÓN DE PAREJA

CELOS EN LA RELACIÓN DE PAREJA

Los celos en la relación de pareja, son una reacción emocional que produce normalmente sentimientos de miedo, inseguridad, desconfianza en ocasiones. Es habitual, sentir celos en algún momento, a lo largo de nuestra vida. En la relación de pareja, también es habitual que se den, pero habría que diferenciar entre los celos adaptativos y los celos patológicos o celotipia.

Los primeros, los celos adaptativos, están presentes en la relación de pareja en mayor o menor medida. Están relacionados con el sentimiento de apego a la otra persona y el miedo a perderla. En cuanto a sus consecuencias, son inofensivos, ya que no generan una distorsión en la percepción que la persona tiene acerca de su pareja, de sus relaciones ni de su entorno.

La celotipia o celos patológicos, si tienen consecuencias emocionales tanto para la persona que los padece como para la relación de pareja. Se manifiestan como  preocupaciones desproporcionadas, irreales y reiteradas sobre la fidelidad y lealtad de la pareja. Como consecuencia, la persona necesita ejercer conductas de control sobre el otro, debido a la ansiedad y estado de hipervigilancia que experimenta continuamente, pensando que así, aliviará el malestar que siente. Además, esas conductas de control, le sirven como modo de confirmar que su pareja no le es infiel, con lo que entra en un bucle de control y confirmación del que le es muy complicado salir.

Las causas de la celotipia en la mayoría de los casos, están relacionadas con inseguridad y baja autoestima. Esto les genera tener el pensamiento, de que quizá no sean lo suficientemente buenos para sus parejas, y por lo tanto terminarán abandonándoles. En ocasiones, la persona que sufre celotípia, ni siquiera es consciente de esto en primera instancia, ya que están convencidos de que su pareja tiene comportamientos sospechosos y necesitan averiguar si su pareja le está siendo desleal o no.

El origen de estas creencias de falta de valía puede ser diverso. Puede que la causa de su baja autoestima esté localizada en sus primeros años de vida, pues no sintió que recibía el afecto y aprobación suficiente. Otra de las posibles causas, pueden ser experiencias pasadas traumáticas, que no tengan que ver con relaciones de pareja, pero donde la persona haya podido sentir la deslealtad por parte de otros. O lo más habitual, que hayas tenido experiencias de infidelidad pasadas y crea que es bastante probable que le pueda volver a suceder.

La celotípia, también puede tener su origen en las propia personalidad, como es el caso de personas que no toleran la incertidumbre y tienden a aliviar su ansiedad con conductas de control, o personas que necesitan un control elevado de su entorno, o personas con miedo al qué dirán, a las consecuencias sociales de la deslealtad.

Menos frecuente, pero que en ocasiones, está en el origen de los celos patológicos, son las creencias mágicas acerca de lo que es el amor y las relaciones de pareja

La consecuencia más evidente de este tipo de celos en la relación de pareja, es la dinámica de acercamiento de la pareja y de distancia y alejamiento. Normalmente, el control que se quiere ejercer sobre el otro, genera distancia de la persona que lo padece para poder asegurarse su independencia. Esto es interpretado por la persona que sufre celos como posible señal de infidelidad, con lo que ejercerá más control y terminará derrumbándose. De éste modo consigue que la pareja se acerque para tranquilizarle y asegurarle su amor y vuelta a empezar.

La persona con celotipia suele mostrar síntomas de ansiedad y de control de impulsos, sin embargo la pareja se siente muy frustrada y experimenta un miedo constante a las reacciones de su pareja, con lo que su vida se ve condicionada y limitada por completo. Esta relación disfuncional, provoca una relación insana de pareja que puede acabar en ruptura.

Educación consciente y crianza respetuosa

Educación consciente y crianza respetuosa

Pese a estar en la era de la información y haber al respecto miles de libros publicados acerca de la crianza de los hijos, información gratuita en internet, incluso vídeos con recomendaciones, consejos de familiares, profesionales de la salud, de la educación…, quizá sea el momento, donde muchos padres se sienten más perdidos en la educación de sus hijos y abrumados por el exceso de datos al respecto que existe a su alrededor.

Lejos de estar seguros con el estilo de crianza de sus hijos, muchos padres se sienten muy inseguros, al no saber manejar los cambios continuos que sufrimos en la sociedad.

Para no perder de vista lo realmente importante, me gustaría dejarte por aquí, algunas indicaciones para que practiques una educación totalmente consciente con tus hijos:

  • Acepta todas las emociones de tu hijo, su tristeza, frustración, rabia, al igual que su alegría, conformidad y confianza. Es necesario escucharles y darle a sus emociones la importancia que para ellos están teniendo en ese momento. Ayúdales a normalizar las emociones y a que se sientan libres de poder expresar cómo se sienten.
  • Dedícales cada día un ratito de tu tiempo. Es importante la cantidad, pero sobre todo la calidad de ese tiempo, que cuando estéis juntos, estés al cien por cien con él. Comparte actividades, juegos, conversaciones, y trata de participar pero no de dirigir su juego. No le juzgues cuando se anime a contarte algo.
  • Exprésale afecto físico. Tócale, abrázale…no por dar mucho amor le vas a malcriar, todo lo contrario. Los entornos donde hay afecto, generan seguridad en los niños.
  • Tan importante es que cuides de ellos, como que cuides de ti. Si sientes que te estás sacrificando por ellos, el resentimiento se dejará ver. Sé sincero contigo mismo, y cubre también tus necesidades. Si te quieres a ti mismo, tendrás mucho más amor que dar a tus hijos.
  • No por decirles todo el tiempo lo que hacen mal, tus hijos van a mejorar. Motívales a conseguir sus logros, estimúlales a que aprendan, sin juzgar el resultado.
  • Se consciente que no podrás adivinar los errores que cometerá, los problemas que tendrá o los conflictos a los que se enfrentará. Puedes ayudarles dotándole de herramientas y protegerles de peligros reales, pero no evitarás que se tenga que enfrentar. No soluciones los problemas de tus hijos, ayúdales a que los resuelvan ellos
  • Evita controlar a tu hijo con castigos, premios o chantajes. Ofréceles una realidad donde los límites         estén marcados y sean razonables, donde todos sientan que son tenidos en cuenta. Que la propia estructura establecida genere un clima colaborativo donde todos ganan
  • Es muy importante que tomes consciencia de tus propias emociones y de tu propio dolor, para no proyectarlo en tus hijos. Lo que tu viviste en tu niñez, que te sirva como motor para mejorar la crianza de tus hijos, pero no para trasmitirle tus desgracias
  • Adapta la realidad que ofreces a tus hijos a su edad. Motívales con cosas que realmente les estimulen y marca normas que se adecuen a su madurez. Respeta el ritmo de ellos, no quieras que ellos se adapten a ti.

Trastorno Obsesivo Compulsivo Infantil

Trastorno Obsesivo Compulsivo Infantil

El Trastorno Obsesivo Compulsivo Infantil, no es tan conocido como en adultos, pero se manifiesta prácticamente del mismo modo y limita la vida del niño o del adolescente e interfiere en su día a día, como sucede en la vida de los adultos

El Trastorno Obsesivo Compulsivo Infantil (TOC infantil),consiste en la presencia de obsesiones y compulsiones. Las Obsesiones son pensamientos intrusivos, involuntarios y persistentes, que generan un grado de preocupación y angustia en el niño o adolescente por su contenido, ya que les alertan que algo malo podría suceder. Pese al esfuerzo de no pensarlo, a la persona le resulta imposible, eliminarlos de su mente. Las compulsiones son acciones, comportamientos o rutinas que se realizan en un intento de aliviar la angustia que generan las obsesiones.

Un ejemplo de obsesión en un niño puede ser pensar que algo malo puede sucederle a algún miembro de su familia. El pensamiento va acompañado de una emoción de miedo tan intensa, que provoca que el niño sienta que ese pensamiento podría hacerse realidad. La compulsión de este niño podría ser el asegurarse continuamente que su familia está bien, incluso intentar evitar que hicieran cosas que para él pueden ser fuente de peligro, como por ejemplo viajar.

El TOC suele comenzar entre los 7 y los 10 años.

Afortunadamente, el TOC se puede tratar. La terapia cognitivo-conductual se ha demostrado ser efectiva con adultos y niños.

Lo primero con lo que nos encontramos cuando un niño padece de una preocupación excesiva, es realizar un buen diagnóstico diferencial, para no confundir el TOC, con una ansiedad de separación o un trastorno de ansiedad generalizada.

Una vez que el diagnóstico es claramente de un Trastorno Obsesivo Compulsivo, lo primero es explicarle al niño lo que le ocurre, adaptando la explicación a su edad para que lo pueda entender y tranquilizarle al mismo tiempo.

Una técnica que funciona bastante bien con niños, es lo que conocemos como «externalización», explicarle al niño que hay algo como por ejemplo un ser posado en su hombro, que le genera esas preocupaciones. Podemos usar, dependiendo de la edad del niño y sus preferencias en ese momento, diferentes personajes que sean sus ídolos de películas, series, comic, etc. Podemos crear un pequeña historia donde ese personaje posado en su hombro, cuando se entusiasma con algo, habla sin parar, y nosotros tenemos que aprender a relajarlo. Si el niño es más mayor, podemos utilizar la metáfora de que nuestro cerebro es como un ordenador, y hay una parte de él con un virus que cuando ataca, nos genere preocupaciones. Y nosotros, cuando eso sucede, tenemos que poner en marcha un antivirus o cortafuegos.

El niño tiene que entender que las obsesiones no forman parte ni de la realidad ni de su identidad. No forma parte de su persona y a su contenido no hay que darle credibilidad.

Una vez que ha entendido lo que son las obsesiones, hay que intentar identificar las compulsiones que utiliza para quedarse tranquilo, ya que habrá que explicarle, que no son realmente efectivas y tendrá que aprender otras herramientas o formas de tranquilizar al personaje o de poner en marcha el antivirus.

Las compulsiones más comunes son: la argumentación lógica o razonamiento, confirmación, reaseguración, repetición, orden, limpieza, evitación y rituales supersticiosos.

Ansiedad Infantil: los niños también padecen ansiedad.

Ansiedad Infantil: los niños también padecen ansiedad.

La ansiedad infantil es más frecuente de lo que podríamos imaginar. Los niños, al igual que los adultos, también padecen ansiedad. Sin embargo, puede pasarnos desapercibida a los adultos.

La ansiedad es una emoción de miedo, que como cualquier emoción, cumple una función para el ser humano. En concreto, el miedo nos alerta de posibles amenazas para preservar nuestra supervivencia, o de situaciones nuevas de las que aún no sentimos control.

La ansiedad infantil se considera patológica, y por tanto, recomendable tratarla, cuando es excesiva para lo esperado en la etapa de desarrollo o edad del niño, perdura en el tiempo y no parece mejorar pese a los esfuerzos de niño por no sentirla.

Cuando mencionamos que el miedo dura más de lo esperado para la edad del niño, nos referimos a que en ocasiones los miedos evolutivos, que son naturales y suelen remitir de modo espontáneo con la maduración del niño, persisten y pueden derivar en una ansiedad patológica. Aunque en la mayoría de los casos, suelen ser miedos leves y no persisten con el paso del tiempo, tales como el miedo a la oscuridad, a ciertos animales, ruidos…

La ansiedad en los niños, al igual que en los adultos, se manifiesta a través de síntomas físicos, cognitivos y conductuales.

Los síntomas físicos, que en la mayoría de ocasiones, encierran ansiedad en niños y adolescentes son:

  • Temblores
  • Dificultades para dormir ( pesadillas o terrores nocturnos)
  • Dolores de cabeza
  • Sudoración en las manos y sensación de tenerlas frías.
  • Nausias, vómitos y quejas de dolor de barriga
  • Problemas en el control de esfínteres, en ocasiones de forma regresiva
  • Tartamudez.


Los síntomas cognitivos variarán en función de la edad de l niño y de su desarrollo cognitivo y emocional

  • Enlentecimiento del pensamiento, el tiempo que necesita para realizar sus tareas es excesivo para su edad
  • Disminución de su rendimiento escolar.
  • Tendencia frecuente a preocuparse por diferentes aspectos del día a día.
  • Anticipación catastrófica del futuro.
  • Preocupación excesiva por lo que los demás piensen de él/ella.
  • Miedo excesivo y persistente por la pérdida de las figuras de apego o de que puedan sufrir un accidente o daño.
  • Pesadillas
  • «Manías» o rituales.

Los síntomas comportamentales, también varían en función de la edad del niño o del adolescente, entre otros puede manifestarse:

  • Irritabilidad y labilidad emocional
  • Agitación, nerviosismo o exceso de actividad
  • Rabietas más frecuentes de lo habitual y sin causa aparente
  • Impaciencia
  • Aislamiento social, no quiere jugar con otros niños y evita las actividades extraescolares
  • Resistencia a ir a dormir
  • Negación a ir al colegio

Frustración Infantil.

Frustración Infantil.

La frustración es el sentimiento que se experimenta cuando las cosas no son lo que se espera y cuando se esperan o no obtenemos el resultado que deseamos.

Es habitual que los niños tengan baja tolerancia a la frustración, ya que a determinadas edades los niños creen que son el centro del mundo, que se merecen todo lo que desean y además de forma inmediata, cuando lo desean. No son capaces de empatizar con los sentimientos o las necesidades del otro. Si a esto sumamos que esta sociedad les ha acostumbrado a la inmediatez, por ejemplo pueden consumir dibujos animados o juegos a través del móvil de sus padres a todos horas y cuando ellos quieren, y que los padres por no generar conflicto, cada vez ponen menos límites, el niño cree que todo será como él quiera y cuando el quiera.

Sin embargo, el mundo no gira a su alrededor y no siempre ocurrirá lo que el espera, con lo que entrará en episodios de frustración con llanto, gritos, enfados, mal comportamiento, tristeza, sensación de abandono…

La baja tolerancia a la frustración es la base de muchos problemas emocionales y si no se trabaja puede provocar consecuencias tales como:

  • Bajo control emocional.
  • Falta de empatía.
  • No respetar límites.
  • Manipulación de los demás.
  • Baja autoestima.
  • Falta de ilusión por las cosas y tristeza.
  • Ansiedad.
  • Mentalidad rígida ante las cosas.
  • Intolerancia ante opiniones diferentes a la suya.
  • Necesidad de control.

Si ayudamos a los niños a tolerar la frustración, conseguiremos niños más felices y más competentes emocionalmente a la hora de enfrentarse al mundo.

¿CÓMO PODEMOS HACERLO?

  1. PACIENCIA. Cuando veas que se frustra con algo, espera y obsérvale. Déjale que encuentre la solución él mismo. No vayas en su ayuda de forma inmediata para evitarle la frustración.
  2. Permite que experimente el sentimiento negativo. Tiene que aprender a sentir la sensación para que entienda que no siempre los resultados serán como a él le gustarían. Es el primer paso para trabajar la aceptación. Explícale que hay cosas que requieren esfuerzo, habilidad, constancia, pero que hay otras que simplemente no serán como él quiere y no pasa nada, comprobará que la mala sensación se pasa.
  3. Ayúdale a identificar cómo se siente y que te lo exprese. Tienen que normalizar que sentirse triste es algo normal, y que expresarlo provocará que se sienta mejor.

Depresión en adolescentes

Depresión en adolescentes

La depresión es una enfermedad mental grave, que, en los últimos años ha aumentado mucho su incidencia entre adolescentes. Es cierto que, la pandemia, ha intensificado los índices de ansiedad y estado deprimido entre los más jóvenes, pero ya venía siendo un problema bastante grave entre la juventud. La depresión, al igual que en la edad adulta, afecta al modo de pensar, sentir y actuar, pero si bien es cierto, que los síntomas pueden ser ligeramente diferentes entre los adolescentes. Los adolescentes se encuentran en una etapa de desarrollo, donde cambian sus cuerpos, comienzan relaciones sentimentales, la presión del grupo se siente más intensa que en otros momentos vitales, las expectativas creadas en redes sociales, la presión académica, el descubrir ciertas sustancias…Son un conjunto de variables que les hace más vulnerables al estado de ánimo deprimido. Es cierto que el estado de ánimo en un adolescente es cambiante, y esto no es una depresión. La depresión es una enfermedad mental grave que debe persistir en el tiempo y que debe de manifestarse con un conjunto de síntomas casi a lo largo del día todos los días y generar un deterioro significativo en el área académico-laboral, social y familiar.

En los adolescentes, los síntomas de la depresión se manifiestan previamente con cambios en su comportamiento y actitud que van generando angustia y malestar en las diferentes áreas de su vida. Los síntomas pueden variar en la gravedad, pero no se debe pensar que se curará con el tiempo, ya que requiere de un tratamiento psicológico y/o psiquiátrico.

Para detectar una posible depresión en un adolescente, sería recomendable prestar atención a si se dan los siguientes signos emocionales:

  • Tristeza y/o episodios de llanto.
  • Labilidad emocional e irritabilidad.
  • Pérdida de interés por casi todo.
  • Incapacidad de disfrutar de actividades cotidianas.
  • Faltad de confianza en sí mismo y autoestima baja.
  • Sentimiento de culpa excesivo.
  • Dificultad para pensar con claridad, de atención y concentración.
  • Indecisión y sentimiento de duda para tomar decisiones.
  • Sentimiento de desesperanza.
  • Sensibilidad excesiva al fracaso y rechazo.
  • Frustración o sentimientos de ira.
  • Pensamientos recurrentes de muerte o suicidio.

Además, tendremos que estar atentos a:

  • Alteraciones en el sueño, puede darse insomnio o dificultades para dormir.
  • Cambios en la alimentación, pueden perder el apetito o todo lo contrario.
  • Aislamiento social, no querer salir ni relacionarse con nadie.
  • Cansancio injustificado y falta de energía.
  • Desatención a su cuidado personal, higiene y apariencia.
  • Agitación e inquietud.
  • Dolores de cabeza frecuentes.
  • Consumo de alcohol u otras drogas.
  • Comportamientos autolesivos.
  • Mal rendimiento escolar y faltas al instituto.

RELACIONES TÓXICAS

RELACIONES TÓXICAS

Las relaciones tóxicas son más frecuentes de lo que pudiéramos pensar. Implica una relación desigual entre los miembros de la pareja. Las relaciones tóxicas no sólo se dan en relaciones de pareja, también son muy frecuentes entre familiares, amistad, compañeros de trabajo…Sin embargo, al igual que en otros casos identificamos rápido nuestro malestar y nos resulta relativamente fácil salir de esa situación, en las relaciones tóxicas, aunque implican sufrimiento, no nos resulta tan evidente el daño que nos pueda estar provocando, y nos quedamos en ellas, sobretodo por la codependencia que generan. En la mayoría de los casos no tomamos conciencia porque obtenemos un beneficio, casi siempre emocional de ellas, y no lo queremos ver. El miedo nos mantiene en ellas, y el hecho de que el sufrimiento va creciendo de forma progresiva y muy sutil, provoca que duran más de lo recomendable. Cuando nos damos cuenta que podemos estar inmersos en una relación tóxica, nuestra autoestima está deteriorada y la inseguridad nos impide salir de ahí

RELACIÓN TÓXICA

Para una mayor claridad, en las relaciones tóxicas se suelen dar las siguientes características:

  • Predomina la crítica constructiva, se machaca continuamente los errores y lo que uno no hace bien, sin resaltar nada positivo del otro. Por ello te desgastan la autoestima, impidiéndote
  • El mensaje continuo es recordarte tu necesidad de él/ella. De forma directa o indirecta te deja claro que no serías nadie si dejaras la relación. Utiliza el chantaje emocional.
  • Es controlador/a, ya que te organiza la vida y chequea cada gasto, actividad, pero siempre con el mensaje de que es por tu bien.
  • Te compara continuamente con otras personas, o lo que es más sutil, resalta de forma intensa cualidades en otros, que cuando se trata de ti no lo hace.
  • Pueden llegar a haber faltas de respeto, dándose incluso en público.
  • Critica a tu entorno y a todo el que suponga una amenaza en su control, intentando aislarte lo máximo posible.
  • La desconfianza es una de las protagonistas en vuestra relación. Comportamientos y actitudes de celos van en aumento, según avanza la relación.

Ante una relación de estas características, la persona se siente atrapada. Sin darse cuenta es cada vez menos feliz y en ocasiones se siente manipulada, se da cuenta que ha ido perdiendo su libertad en todos los aspectos de su vida y tiene claro, que esa relación no es bueno para ella. Pero el miedo le impide salir de ella.

Como se ha mencionado al principio existen diferentes tipos de relación tóxica. Algunas de ellas son:

  • Las relaciones que se inician sin haber superado relaciones anteriores. La presencia del otro es continua, comparaciones, críticas y se justifican actitudes incorrectas del presente, por lo vivido anteriormente
  • Relaciones para llenar un vacío, olvidando que una relación no llena sino que complementa.
  • Relación de codependencia. Los miembros de la relación han dejado pasar el tiempo. Se necesitan para todo, se pierde la individualidad, provocando a la larga infelicidad
  • Relación con comunicación inadecuada, basada en un bucle de ataque-defensa. La mayor parte del tiempo es una comunicación pasivo agresiva en la que no se habla claro, todo son indirectas y reproches
  • La relación fundamentada con ideas irracionales: pensamientos poco realistas y distorsionados acerca del amor y de lo que es una relación, sea del tipo que sea.
  • Relación basada en el miedo, ya sea miedo al maltrato, al abandono, al rechazo….Éstas son las más peligrosas, ya que la persona no se siente capaz nunca de salir de ellas.
  • Relación en la que los roles están ya preestablecidos, uno dirige y controla y el otro actúa de manera sumisa.

Las razones por las que terminamos en una relación tóxica son diversas. Las más frecuentes son: el miedo a la soledad, a lo que piensen los demás, una baja autoestima, el no sentirse merecedor de amor por experiencias anteriores, ideas distorsionadas por pensar que el amor implica soportar todo, necesidad irracional de amor…

Más sobre el TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo)

Como ya explicamos en anteriores publicaciones, el TOC, es una enfermedad mental que consiste en la presencia de tres aspectos en las personas que lo padecen: experimentan pensamientos involuntarios, irracionales, y repetitivos, a los que llamamos obsesiones. La existencia de estas obsesiones provoca ansiedad, angustia y miedo en el paciente, quien se ve obligado a realizar acciones  (compulsiones), en su intento por calmar o aliviar las sensaciones desagradables asociadas a las obsesiones. El bucle de obsesiones y compulsiones normalmente implica el gasto de mucho tiempo en el día a día de la persona y en muchos casos le limita o impide la realización de otras actividades importantes para ella.

Por si aún puedan quedar dudas acerca de los que son las obsesiones, unas notas aclaratorias:

  • Son pensamientos, imágenes, o sensación de impulso que se dan de forma repetida y que son involuntarias, es decir, que están fuera del control de la persona.
  • La persona no desea tenerlas ya que son desagradables e irracionales.
  • Provocan sensación de inquietud, miedo, pero sobre todo «DUDA».
  • La persona genera un pensamiento totalmente rígido, como si las cosas sólo pudieran ser de una determinada manera y la persona gasta mucho tiempo al día con ellas, sintiéndose limitado ya que evita hacer determinadas actividades importantes para ella
  • Las obsesiones no son pensamientos de preocupación excesiva que podemos tener acerca de aspectos de la vida diaria, aunque «les demos muchas vueltas», como se suele decir.

Notas aclaratorias de qué son o no son las compulsiones:

  • Las compulsiones son comportamientos, acciones o pensamientos que la persona pone en marcha cuando tiene una obsesión con el objetivo de evitar las consecuencias que la obsesión le anticipa y aliviar de esta modo la sensación de miedo, angustia o duda.
  • Las compulsiones son la solución para evitar un mal mayor, aunque la persona que padece el TOC, sabe que sólo será hasta que vuelva a aparecer la obsesión
  • Si no se pone una solución efectiva al trastorno, las compulsiones suelen ir a más, con lo que cada vez, la persona gasta más tiempo en ellas, provocándole un deterioro en su vida
  • Aclarar algo, no todos los comportamientos repetitivos son compulsiones. Una persona necesita repetir un comportamiento cuando está en un proceso de aprendizaje o por ejemplo, es saludable seguir ciertas rutinas de higiene del sueño antes de ir a dormir.

Las Obsesiones más comunes con los que los pacientes suelen acudir a consulta son: de contaminación, perder el control, hacer daño, perfeccionismo, contagio, sexuales y religiosas.

Contaminación

  • Fluidos corporales (Ejemplos: orina, heces)
  • Bacterias/ enfermedades (Ejemplos: Herpes, VIH)
  • Contaminantes ambientales (Ejemplos: amianto, radiación)

Perder el Control

  • Miedo de hacerse daño
  • Miedo de hacer daño a otras personas
  • Miedo de imágenes violentas en su mente
  • Miedo de insultar o usar palabras malas
  • Miedo de robar

Perfeccionismo

  • Preocupación con la simetría o exactitud
  • Preocupación con la necesidad de saber o recordar
  • Miedo de perder u olvidar información importante al tirar algo
  • Incapacidad de decidir si guardar o descartar ciertas cosas
  • Miedo de perder las cosas

Daño

  • Miedo de ser responsable de una acción terrible(Ejemplos: incendio provocado, robo)
  • Miedo de dañar a otros por no ser lo suficientemente cuidadoso (Ejemplo: dejar caer algo en el suelo que pueda ocasionar que alguien se resbale y se lastime)

Pensamientos Sexuales No Deseados

  • Pensamientos o imágenes sexuales, perversas, o prohibidas
  • Impulsos sexuales, perversos, o prohibidos
  • Obsesiones acerca de la homosexualidad
  • Obsesiones sexuales que involucren niños o incesto
  • Obsesiones de comportamientos sexuales agresivos hacia otra gente

Obsesiones Religiosas (Conocido como “Scrupulosity” o escrupulosidad)

  • Preocupación por ofender a Dios o blasfemar
  • Preocupación excesiva por la moralidad

Otras Obsesiones

  • Preocupación por contraer una enfermedad (no por contaminación)
  • Ideas supersticiosas de números de suerte o ciertos colores

Las Compulsiones Comunes en el TOC

Limpiar y Lavar

  • Lavado de manos
  • Rutina de baño, lavado de dientes, o acicalado excesivo
  • Limpiar excesivamente la casa
  • protegerse para prevenir contaminarse

Comprobar

  • Comprobar que no ha dañado/no dañará a otra gente o a sí mismo
  • Comprobar que no haya ocurrido algo terrible o haber cometido un error

Repetir

  • Volver a realizar acciones cotidianas, por ejemplo: leer o escribir, apagar o encender interruptores, salir o entrar de un sitio, sentarse o pararse de una silla. También repiten movimientos del cuerpo como parpadear o tocar algo

Compulsiones Mentales

  • Revisión mental de eventos para prevenir consecuencias (a otra gente, a si mismo)
  • Rezar para prevenir daño (a si mismo, a otra gente, para prevenir consecuencias terribles)
  • Contar durante una acción para terminar en un número “bueno, correcto, o seguro”
  • Cancelar, deshacer, o borrar (Ejemplos: sustituir una “mala” palabra por una “buena” para borrarla)

Otras Compulsiones

  • Coleccionar cosas que resultan en mucho desorden
  • Organizar y hacer las cosas hasta que se “siente correcto”
  • Decir, preguntar, o confesar para asegurarse.