Vivimos rodeados de información referente a la imagen, de la idea de delgadez como sinónimo de belleza, bombardeados por anuncios de dietas de adelgazamiento y productos dietéticos.

Al estrés inherente a nuestra rutina, sumamos la “obligación” de realizar ejercicio físico y acudir al gimnasio, perdiendo de vista en algunos casos su valor saludable, y priorizando el aspecto estético.

Toda esta tormenta de información, nos hace confundir en ocasiones, que es lo considerado saludable o no. Y lo peor de todo, es que, toda esta información también llega a niños y adolescentes más vulnerables a toda la influencia externa.

No cabe duda que hay que cuidarse, llevar una alimentación sana y realizar ejercicio.

Pero en el momento en el que nuestra vida está condicionada por lo que comemos, tememos ingerir determinados alimentos, calculamos mentalmente de forma automática las calorías de los alimentos que ingerimos, restringimos la comida o nos pegamos atracones, estamos continuamente a dieta y sobre todo, TENEMOS MIEDO A ENGORDAR, puede que suframos un trastorno de la conducta alimentaria. Los más comunes son: la obesidad, la anorexia nerviosa y la bulimia.

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