«Psicólogos en Murcia»

 

insatisfacción

Si en tu mente rondan preguntas como ¿qué es lo que falla?¿de dónde viene mi insatisfacción?¿por qué me siento vacío?, puede que, si sigues leyendo estas líneas encuentres algunas respuestas.

Lo tienes todo para ser feliz, de hecho, estas en uno de los mejores momentos de tu vida, ya que puede que hayas conseguido todo o casi todo aquello que anhelabas para conseguir la ansiada felicidad. Y ahora que lo tienes, no te sientes como esperabas.

Haces todo aquello que has hecho hasta ahora para sentirte bien, sin embargo, ahora no funciona como siempre. Realizas pequeños cambios en tu rutina, pero al no conseguir la sensación deseada, abandonas y vuelves a las costumbres de siempre. Buscas fuera todo lo que puede estar fallando, pero todo está bien, como querías que estuviera. Pero tu no te sientes bien.

Pues, voy a decirte algo. Quizá no encuentres lo que buscas porqué estás mirando en el sitio equivocado. Fuera, todo está bien, tienes razón. Por ello, no encuentras qué es lo que falla. Dónde quizá encuentres algo que no funciona es dentro, dentro de tu mente y de tus creencias. El paradigma que dirige tu vida.

En la mayoría de los casos, cuando esto ocurre el motivo fundamental son unas creencias que se han quedado anticuadas para tu nueva forma de bienestar.

Las creencias, principios o valores implícitos organizan sin que nos demos cuenta la forma en que percibimos nuestra realidad, a nosotros mismos y a los demás. Son las lentes a través de las cuales miramos al mundo. Cuando tengo un grado de insatisfacción sin explicación aparente, puede que sea necesario cambiar la graduación de esas lentes, ya que las que tengo, no me permiten ver las cosas con la suficiente claridad y nitidez como para reportarme el bienestar que necesito.

LENTES
Así que si ya has buscado fuera sin encontrar el motivo de tu insatisfacción, te recomiendo que prestes atención a tus pensamientos, ya que en ellos detectarás lo que de forma consciente o no decidiste en un momento dado que serían las normas por las que se regiría tu vida.

Estas normas definen lo que es importante para ti, lo que es una prioridad en tu vida para  poder sentirme bien. Sin embargo, casi nunca nos hemos parado a pensar si las creencias que diariamente organizan nuestra vida, nos definen o nos hacen ser la persona que nos gustaría y nos llevan por el camino que nos apetece recorrer. Muchas de ellas, llevan contigo tanto tiempo que ni siquiera te das  cuenta de su presencia, pero están tan arraigadas que tampoco te las cuestionas, no te plateas si son ciertas o no, si te producen realmente bienestar, o se han quedado obsoletas. Sin embargo, pese a que las creencias pueden ser las mismas durante años, y ni siquiera sabes ni cuando decidiste empezar a pensar así, ni tampoco por qué lo hiciste, tus necesidades, circunstancias vitales, laborales, familiares, etc, han podido cambiar. Esas creencias no son compatibles con tu nueva situación, sin embargo, por inercia sigues fiel a ellas, durante un tiempo valieron, es más, alguien podría decir: “ «siempre me ha funcionado, yo soy así”, y entonces más nos aferramos a que es cuestión de esforzarnos más en ser fiel a ellas, una cuestión de fidelidad, más que una cuestión, de un desequilibrio real, producido porque mis creencias no se ajustan a mi nueva situación.

insatisfacción 2Esto provoca una sensación de insatisfacción continua, ya que si, por ejemplo, mis creencias dan prioridad a valores como el trabajo, asumiendo una responsabilidad excesiva y adoptando una actitud de demostrar y demostrarme que soy capaz para el puesto, puede que ese día se me haya quedado algo por hacer. En mi cabeza es prioridad el terminar esa tarea, con lo que es pensamiento conecta directamente con mi sistema emocional y pienso que no me sentiré bien hasta que la acabe. Si por el motivo que sea, no soy capaz de terminarla, ese día, llegaré a casa con una sensación de insatisfacción elevada, tirando por tierra, no solo todo el trabajo que he realizado ese día, sino también, todas las cosas maravillosas que he sido capaz de realizar, disfrutar o experimentar.

De ahí la importancia de nuestro sistema de valores y creencias. Una creencia o pensamiento, está directamente relacionado con las emociones que sentirás en función de él.

Pero si estas en un momento vital, en el que ya tienes una estabilidad laboral, me he demostrado y demostrado a los demás que soy de sobra competente en  mi trabajo, no tiene sentido que mi prioridad siga siendo esa. Seguramente hubo una época en mi vida que lo fue. Pero en este momento mis necesidades han cambiado. Pero mi mente, animal de costumbres,  me sigue diciendo que me sentiré bien sólo si sigo esa premisa. De hecho si la sigo, pensaré que hice lo correcto, pero lo que en ese momento no sé es que, si no escucho mis necesidades, esa sensación de hacer lo correcto, se tornará a lo largo de los días, semanas, meses, años, en una sensación de malestar generalizado, insatisfacción con todo, falta de motivación e ilusión, y caeré en la cuenta que lo que siempre me funcionaba ya no lo hace.

Por lo tanto, la clave estaría en reestructurar las creencias origen para reeducar nuestro sistema emocional, y volver a recuperar el equilibrio y el bienestar

 

insatisfacción 3 Para reestructurar las creencias que ya no me dirigen hacia la persona y la vida que quiero, lo primero es identificar cuales son. Quizá esta sea la tarea más complicada. Puede que racionalmente las haya cambiado ya, es decir, creo que pienso de otra manera a la que pensaba antes, pero emocionalmente no he logrado interiorizar el cambio para sentirlo así.Ya  forman parte de nuestra personalidad. También puede ocurrir que, en alguna ocasión, hayamos hecho el intento de cambiar algo, y como no me hacía sentir bien tampoco, volvimos a la vieja costumbre, que aunque malo, por lo menos conocido. No tuvimos la paciencia suficiente para entender que las emociones siempre van más lentas que los pensamientos y comportamientos. No es que no funcionase, sino que no esperamos lo suficiente para comprobar que ocurría

Así que, te propongo hacer una excursión diaria a tus pensamientos y explorar en qué tipo de creencias se apoyan, por que seguramente te des cuenta que aunque ya no te sientas identificado con ellas, te las crees fielmente y actúas y te sientes en función de ellas. Muchas de estas creencias además, ni siquiera tu las decidiste. Son el resultado de la educación, el colegio, la cultura, el entorno, las experiencias vividas, y una mezcla de todo. Se fueron acomodando en tu mente, muy poco a poco, tan lentamente que no te percataste que habían ocupado el puesto de mando de tu barco, y por comodidad, miedo a asumir el timón, o simplemente por no cuestionarlo, decidiste ser durante un tiempo un pasajero del barco de tu vida al que llevaban cómodamente a un destino, supuestamente el paraiso de tu bienestar, pero que nadie te preguntó, ni tú te paraste a pensar si te apetecía continuar en esa travesía. A todos nos llega el momento de que nos percatamos de que no somos nosotros quienes llevamos el timón del barco, pero aunque queremos asumirlo, posponemos el hacerlo porque aunque no nos sintamos capaces de pilotar la nave, una vocecilla nos dice que es nuestra nave, que podríamos.

Pero entonces nos encontramos con otro problema mayor. ¿Hacia dónde nos dirigimos? ¿A dónde queremos ir? ¿Qué es lo que nos hará felices?. Y en ese momento nos damos cuenta de que no sabemos qué rumbo tomar, ni qué destino escoger, y puede que en ese momento decidamos que posponemos el asumir el barco unos días más, o semanas o meses o años. Ahí es cuando la dulce travesía que me llevaba a ese destino paradisiaco, empieza a no gustarme, a provocarme sensaciones de insatisfacción, ya no disfruto del crucero, y entonces no sé qué hacer porque aún no sé que destino elegir.

 

Este punto es casi tan complicado como el anterior. Para poder cambiar una creencia tengo que saber qué cambiar, pero para cambiarla tengo que tener otra de repuesto. Así que después de ser consciente que el rumbo quieres cambiarlo y asumirlo tu, tendrás que elegir un destino que te permita determinar la mejor travesía para llegar a él.

 

Puede que el motivo de tu insatisfacción esté en un sistema de creencias que ya no cuadran con tus nuevas necesidades e inquietudes.

Atrévete a explorarlas y cambia de paradigma. Quizá tus lentes necesiten una nueva graduación.

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