Cuando nos separamos de alguien que ha sido importante para nosotros, independientemente del amor que quede, de los motivos de la ruptura, de quién haya decidido poner fin a la relación, y de muchas variables más, siempre es un momento complicado, no fácil de afrontar. Tanto cuando nos toca vivirlo en primera persona, como cuando es un ser querido quien lo está pasando, necesitamos conocer, la mejor manera de afrontar estos duros momentos, para que la recuperación sea saludable y no nos genere otras consecuencias a largo plazo.
Por ello, de modo muy resumido, y sencillo, te dejo por aquí, 10 recomendaciones que te pueden ayudar a saber, cómo gestionar una separación.
1. Date tiempo.
La famosa frase de «el tiempo lo cura todo», no es del todo cierta, pero lo que si que es verdad, es que necesitamos tiempo, para poder poner en marcha acciones que nos permitan sentirnos mejor. Así que, en este caso, el tiempo, no es suficiente, pero sí es necesario, para recuperarte de una separación. El proceso de mejoría se va a ir produciendo poco a poco, no estarás bien de un día para otro. Además, la recuperación tienen altibajos, no es un proceso de mejoría que va siempre en ascenso. Darás tres pasos hacia adelante y una hacia atrás. Por ello, no desesperes, ya que la intensidad del dolor irá disminuyendo, empezarás a tener más momentos buenos cada vez, y la sensación de falta de control irá disminuyendo para dar paso a un aumento de tu confianza. Por otro lado, es muy importante que tengas en cuenta que cada persona tienen su ritmo, y que evidentemente, no todas las rupturas son iguales. Así que respeta tu ritmo y no te culpes por no estar mejor.
2 . Muy importante. Establece límites de contacto o contacto cero.
Si es posible, al principio, es recomendable establecer cero contacto con tu expareja. Esto te facilitará el proceso de recuperación. Aunque tu inercia te lleve a querer hablar una vez más, a necesitar decirle otra vez lo que sientes, a volver a pedir una última explicación, oblígate a no llamarle. Por otro lado, a la inversa, tendría que suceder lo mismo. Sé fuerte y no contestes a sus llamadas. Si previamente le has pedido que respete ese límite, no te sientas culpable por ello. Si es imposible el contacto cero, porque haya niños, u otras circunstancias que lo impidan, reducir el contacto a lo estrictamente necesario, y hablar sólo de los temas que realmente haya que tratar. El contacto con la expareja, sólo remueve emociones y enlentece la mejoría.
3 . Permítete sentirte como te sientes.
Cuando experimentas la pérdida, la consecuencia directa es sentir una avalancha de emociones. Aunque querrías sentirte de otra manera y controlar tus emociones, te resulta muy complicado. Por ello, en estos momentos, te tienes que permitir sentirte así, simplemente como te sientas. Si te apetece llorar, llora, si sientes ira, enfádate, si sólo nace pena en ti, déjala salir. Si tratas de bloquear estas emociones, sólo alargarás el proceso de recuperación. Ahora bien, permitir que tus emociones estén ahí sin sentirte culpable por ello, no significa que te recrees en ellas. Siéntelas y dales salida, pero no las refuerces pensando de modo circular en lo que te pone triste, ni refuerces la rabia. Esto tampoco te ayudará.
4 . Rodéate de personas queridas. Busca su apoyo.
Hablar con personas de confianza te ayudará a sentir cierto alivio. Notar la comprensión de los tuyos, hará que sientas una mayor seguridad. Por otro lado, cuando nos escuchamos al expresar en voz alta lo que sentimos, también nos ayuda a nosotros mismos a percibir la situación desde fuera y nos proporciona una mayor claridad mental. Para gestionar bien tus emociones, es necesario que las puedas enfriar un poco, y la ayuda de amigos y familiares será fundamental. Si sientes que no puedes contar con nadie en ese momento, siempre puedes acudir a un profesional, que te ayudará, sin duda, a superar estos difíciles momentos.
5. Cuídate.
Cuidarse en estos momentos, será vital para poder afrontar la ruptura. Ponte la primera de la lista en tus prioridades. Cuídate por dentro y por fuera. Pon atención a una buena alimentación, haz ejercicio físico, si no te gusta el deporte, sal a dar largos paseos, y sobre todo, descansa y pasa tiempo contigo mismo. En estos momentos, mímate. El cuidado y amabilidad que usarías para un ser querido, dedícatela a ti mismo. La compasión hacia ti, en estos momentos del proceso, es otra llave a la mejoría.
6. Desde la calma, permítete pensar sobre la relación.
Eso de que «las prisas no son buenas», en este proceso cobra realidad. Necesitas tiempo para pensar en la relación que has vivido, qué aprendizaje puedes hacer de lo que ocurrió, lo que te ha a portado la experiencia de pareja, y lo que te has permitido perder. Viene muy bien hacer un ejercicio de agradecimiento y perdón, es decir, pensar acerca de todo aquello que te tienes que agradecer con respecto a la relación y todo aquello de lo que te tienes que perdonar. Pon el foco en ti. Tu lectura acerca de la relación será totalmente distinta, si la enfocas desde el punto de vista del amor, es decir, piensas en lo que puedes recoger del tiempo invertido, o desde el miedo, que sólo te llevará a tener la sensación de haber perdido el tiempo. Si la relación no ha funcionado, el análisis para futuras relaciones te ayudará a identificar tus necesidades reales y qué esperas de lo que ocurra en un futuro. Tómate esta experiencia para crecer, para liberarte de lastres y abrir la puerta a nuevas experiencias. No permitas que el miedo te paralice.
7. Mantén la motivación alta. Márcate objetivos.
Siguiendo la línea de lo anterior, céntrate en marcarte objetivos personales en tu nueva vida, enfócate en esa persona que te gustaría ser, en la vida que te gustaría tener. Es una oportunidad para centrarte en tu desarrollo personal, profesional, social…Fija metas a corto plazo, medio y largo plazo. Con metas, no hablamos de grandes cosas, simplemente incorporar a tu vida hábitos que te hagan sentir bien, comenzar a practicar actividades que te aportarán conocimiento, o disfrute, o relaciones. Aunque al principio cuesta un esfuerzo muy grande, continúa haciéndolo. Te sorprenderá lo rápido que tu mente se adapta al cambio.
8. Agradece cada día.
Mira la vida desde el agradecimiento. Si nos centramos en lo que no tenemos, en lo que nos falta, en la comparación con el otro, sólo conseguiremos un enfoque de escasez en nuestra vida, y nuestras emociones se tornarán en tristeza, frustración y rabia. Si por el contrario, te enfocas en una visión de partir de todo lo que tienes, y en las posibilidades de mejorar, la perspectiva cambia. No se trata de mirar un mundo de color rosa. Se trata de ser realista y poner en una balanza lo que tenemos. Pensar en lo que ha ocurrido como una oportunidad, no como en un fracaso. Agradece cada día, como antídoto a las emociones negativas
9. Atrévete a experimentar cosas nuevas.
Aunque en estos duros momentos no te apetezca hacer nada, el aprender habilidades nuevas mejorará tu autoestima. No te dejes llevar por la creencia que la motivación va antes de la acción. «Cuando me apetezca lo haré». Es un gran error. Si queremos crear motivación, tenemos que tener acción. Aunque no me apetezca ir a jugar al padel, por ejemplo, iré a jugar, porque esto provocará que me apetezca.
10. Si lo necesitas, busca ayuda profesional.
Llegados a este punto, si crees que solo/a te resulta muy difícil gestionar tus emociones, y no puedes afrontar tu día a día con efectividad, busca ayuda profesional. Es una opción que está ahí para ayudarte, para guiarte por el camino de la recuperación sana.


