«Psicólogos en Murcia»
El estar enamorado es una emoción complicada de explicar, pero quien la siente lo reconoce de inmediato.
Es una sensación única, que nos hace ver la vida más sencilla, los problemas no son tantos, nos sentimos eufóricos, felices, no podemos dejar de pensar en la persona amada, nuestro deseo de estar con él o con ella no cesa, cuanto más estamos, más queremos.
Basta con verle, para que comiencen a volar las mariposas y demos rienda suelta al amor.
Pero, ¿por qué cuando nos enamoramos sucede todo esto?
¿Por qué, nos sentimos y nos comportamos como lo hacemos?
¿Realmente todo lo que sucede es cuestión química?
La verdad que, lejos de quitarle magia al tema, deciros que gran parte de lo que nos sucede cuando nos enamoramos es pura química.
Cuando tenemos nuestro cerebro enamorado, poco podemos hacer.
Pero ¿Qué sucede cuando un cerebro se enamora?
Pues bien:
Cuando un cerebro se enamora, cambian su actividad química.
Básicamente en el cerebro enamorado se produce un cocktel químico que consiste en un aumento de la dopamina, norepinefrina y oxitocina y una disminución de la serotonina.
Éste es el combinado responsable de “embriagarnos amor”
Concretamente lo que ocurre es que:
El aumento de la dopamina, conocida como “hormona de la felicidad”, activa el centro de recompensa emocional.
Este aumento de dopamina es el que produce al principio del enamoramiento ese estado de euforia continuo, parecido al que se consigue cuando se consume anfetaminas.
Tanto la emoción como la droga, disminuyen el umbral de los centros de placer, lo que provoca que nos sintamos mejor con mayor facilidad.
Si estudias para aprender algo nuevo, te resultara más fácil cuando estés enamorado, el proceso se hace más sencillo, ya que la persona disfruta mucho más de todo lo que le rodea.
Esto se combina con un aumento de la oxitocina, conocida como “la hormona de la confianza”, que nos ayuda a superar las diferencias en las relaciones personales.
Gracias a la oxitocina, confiamos plenamente en la persona amada.
Además, él o ella, se convierte en el ombligo de nuestra vida, es lo más importante para nosotros, todo lo demás pasa a un segundo plano.
Una vez más es la dopamina la que está detrás de este síntoma, ya que junto con la norepinefrina, nos ayudan a focalizar la atención.
También es la dopamina la responsable de que necesitamos mirarle continuamente, o mirar fotos suyas, saber de él o ella, pues favorece el aprendizaje de estímulos nuevos.
Este síntoma siempre va acompañado del recuerdo minucioso de cada detalle de la persona amada, repasamos cada experiencia vivida con la mayor claridad, ya que el aumento de la norepinefrina aumenta la capacidad de recordar estímulos novedosos.
Buscamos la manera de tener cosas en común, cambiando hasta nuestras rutinas y gustos, todo para gustarle.
Es el aumento de dopamina una vez más, que nos hace sentir una mayor motivación para alcanzar un determinado objetivo. En este caso la persona deseada.
Parece que nos obsesionamos con la persona amada. No podemos dejar de pensar en el o en ella, repasamos una y otra vez cada cosa que nos dijo, lo que haremos cuando le veamos, no podemos estar separados de la persona amada ni un segundo…y se debe que los niveles bajos de serotonina provocan un pensamiento obsesivo.
Se produce el conocido como “efecto Romeo y Julieta”, cuanto más aumentan las dificultades para poder estar juntos y mayor impedimento se produzca, mayor deseo habrá, ya que el aumento de la adversidad, aumenta aun más la dopamina en el cerebro.
Además, nuestra atracción sexual, y deseo de intimidad con el otro aumenta. Esto está relacionado con la mayor actividad de una región cerebral, el núcleo caudado, uno de los sistemas más primitivos del organismo y productor de dopamina. Este sistema detecta las recompensas y nos motiva a conseguirlas.
Por ello, no es de extrañar, que un enamorado recorra kilómetros sólo para abrazar a la persona amada.
Además nuestro cerebro enamorado suele conducirnos a sentirnos atraídos por quienes nos resultan familiares o “cercanos” según nuestras experiencias y recuerdos.
Esto es porque nuestro cerebro relaciona asociaciones mentales ligadas a nuestra memoria a largo plazo
¿Será eso lo que nos hace sentirnos “como en casa” con la persona amada? ¿O será que la elegimos precisamente porque nos recuerda aquello que asociamos con “el hogar”?
Para finalizar deciros que se ha demostrado que el amor para siempre es posible, ya que la actividad de las áreas cerebrales implicadas en el enamoramiento puede mantenerse durante décadas.
El cerebro es increíble !!😆😆
Pero nos hace muy bien sentirnos así !!!