Beneficios de una buena autoestima

Beneficios de una buena autoestima

Sentirse bien con uno mismo es algo que parece muy simple, a la vez que en la mayoría de los casos resulta muy complicado conseguirlo, pero que tienen un impacto enorme en nuestra vida y en nuestro bienestar en general. Todos somos conscientes que, una buena autoestima nos hará sentir mejor, pero de lo que no tenemos tanta claridad es, la forma tan directa en la que, influye en nuestro día a día, nuestro resultados y en consecuencia en nuestra felicidad. Por ello, es tan importante que tengamos en cuenta que, la mejor inversión de tiempo y energía que podemos hacer, es en nosotros mismos, en aceptarnos como somos y en mejorar todo aquello que nos haga sentir mas agusto con nuestra identidad. La autoestima sana tiene como hemos dicho, muchos beneficios para nuestra salud emocional.

Entre otros:

  1. Ayuda a que tengamos mayor autoconfianza y seguridad personal. Va a fortalecer la confianza en nuestras capacidades. El tomar conciencia de esto, nos permitirá enfrentar desafíos y tomar decisiones con mayor determinación, reduciendo el miedo al fracaso.
  2. Mayor resiliencia emocional: Una autoestima sólida nos ayuda a superar dificultades y fracasos, viéndolos como oportunidades para aprender y crecer en lugar de verlo como ataques personales o señas de mala suerte. Esto favorece una mayor estabilidad emocional y menor vulnerabilidad a las emociones negativas extremas de rabia o victimismo.
  3. Tus relaciones sociales serán más saludables ya que, serán más equilibradas y asertivas. Nos comunicaremos mejor, expresaremos nuestras necesidades y límites, y seremos menos propensos a sentirnos rechazados o inseguros en interacciones sociales.
  4. La autoestima positiva favorece la aceptación de uno mismo, incluyendo las propias fortalezas y debilidades. Esto hace que la forma en la que te hables sea más amable y reduzcas la autocríatica siendo tu voz interior más compasiva y constructiva.
  5. Tu motivación también se verá beneficiada por una buena autoestima. Con una autoimagen positiva, tus ganas de plantearte objetivos y de perseverar ante obstáculos aumentará , lo que aumentará la probabilidad de que obtengas mayores logros y satisfacción personal.

¿Qué impacto tiene todo esto en tu vida diaria? De forma más concreta, la buena autoestima se verá reflejada:

  • En el proceso de toma de decisiones: Una buena autoestima facilita decisiones autónomas y coherentes con nuestros valores, evitando la dependencia excesiva de la opinión de los demás.
  • En el manejo del estrés: Nos permite gestionar mejor las situaciones estresantes, manteniendo una actitud más equilibrada y menos reactiva e impulsiva al entorno.
  • En la prevención de problemas psicológicos: Reduce la vulnerabilidad a trastornos como la depresión, la ansiedad y los trastornos de la alimentación, que a menudo están relacionados con una pobre autoimagen.
  • En genereal en tu calidad de vida: Promueve un estilo de vida más saludable, con mayor satisfacción y bienestar general.

Y…¿Cómo puede prevenir la ansiedad?

La ansiedad suele estar vinculada a pensamientos automáticos negativos, inseguridad y miedo al juicio de los demás o al fracaso. Una buena autoestima actúa como un factor protector de varias maneras:

  • Reduce de pensamientos autocríticos y catastrofistas: La autovaloración positiva ayuda a cuestionar lo que pasa por nuestra mente y disminuir los pensamientos distorsionados que alimentan la ansiedad.
  • Aumenta aceptación de incertidumbre: Cuando nos sentimos seguros de nosotros mismos, somos más capaces de aceptar que no todo depende de nosotros y que por tanto, no lo podemos controlar, con lo aceptamos la realidad tal cual es, disminuyendo la ansiedad ante la incertidumbre.
  • La autoestima fomenta habilidades sociales saludables, lo que reduce la ansiedad relacionada con las interacciones sociales o el miedo al rechazo. Además, las personas con buena autoestima suelen ser más asertivas, es decir, se atreven a expresar su opinión, decir que no, sin culpa y poner límites.
  • Respuesta emocional es más adaptativa: La autoconfianza favorece un manejo más efectivo de las emociones, permitiendo responder a los estímulos estresantes de forma más calmada y racional.

En conclusión, cultivar y mantener una buena autoestima no solo mejora nuestra calidad de vida y bienestar emocional, sino que también nos capacita para afrontar los desafíos con mayor resiliencia, prevenir trastornos relacionados con la ansiedad y mantener un equilibrio emocional saludable en el día a día. Es una inversión clave en la salud mental integral.

Ansiedad: cuando tu mente no encuentra el modo de parar.

Ansiedad: cuando tu mente no encuentra el modo de parar.

(Psicóloga especializada en ansiedad en Molina de Segura y online)

¿Qué es la ansiedad? La ansiedad es mucho más que “estar nervioso” o “preocuparse demasiado”. La ansiedad es también sensación interna de que algo no va bien, aunque no se sepa explicar qué. Es vivir con la mente en alerta, con el cuerpo acelerado y la sensación constante de que algo malo podría pasar.

Muchas personas que acuden a consulta describen la ansiedad como una sombra de fondo que siempre está acechando. Las personas con ansiedad por fuera pueden parecer tranquilas, pero por dentro viven en tensión constante. La ansiedad puede presentarse a través de diferentes síntomas como opresión en el pecho, taquicardias, dificultad para respirar, pensamientos que no paran o sensación de pérdida de control. También puede expresarse de forma más sutil: cansancio, insomnio, tensión muscular o molestias digestivas.

La ansiedad no siempre se nota, pero puede condicionar mucho la vida de quien la padece. Afecta al descanso, a la concentración, a las relaciones y, poco a poco, va robando espacio a la calma.

¿Por qué aparece la ansiedad?

La ansiedad es una respuesta normal del cuerpo. Todos la sentimos en momentos puntuales: antes de un examen, una entrevista o una decisión importante. En esos casos, es una reacción adaptativa que nos ayuda a rendir mejor.

El problema surge cuando el sistema de alerta se queda activado de forma continua, sin que exista situación o motivo para ello. Es como si el cuerpo malinterpreta las señales y no supiera cómo desconectar.

Entre las causas más frecuentes de la ansiedad encontramos:

  • Estrés acumulado y falta de descanso real.
  • Autoexigencia, perfeccionismo o miedo a fallar.
  • Inseguridad o necesidad de tenerlo todo bajo control.
  • Experiencias pasadas no resueltas.
  • Cambios vitales, rupturas, duelos o incertidumbre.

No hay una única causa. La ansiedad suele ser el resultado de una acumulación de factores emocionales, mentales y físicos que saturan el sistema nervioso.

Cómo se siente vivir con ansiedad

Vivir con ansiedad puede ser una experiencia confusa.
La mente racional dice: “no pasa nada grave”, pero el cuerpo reacciona como si estuvieras en peligro. El corazón se acelera, la respiración se corta, cuesta concentrarse, y parece imposible relajarse.

Por ello, las personas con ansiedad en muchas ocasiones se sienten incomprendidas, frustradas y con sentimiento de culpa por condicionar también la vida de su entorno. Desde fuera, otros pueden decirles “relájate” o “no pienses en eso ahora”, sin entender que la ansiedad no es una elección.
La ansiedad no sólo aparece en momentos de estrés o nerviosismo. Habitualmente aparece por la mañana al despertar, en momentos de descanso o incluso en situaciones agradables. Es una sensación que, poco a poco, se mezcla con todo y puede hacerte sentir que ya no eres tú misma.

Aunque resulte difícil, la ansiedad no es tu enemiga. Es un aviso de algo más profundo.
Tu cuerpo y tu mente están intentando decirte que algo necesita atención.

A veces, la ansiedad aparece cuando llevas demasiado tiempo en modo automático, esforzándote más de la cuenta o viviendo desconectada de tus propias necesidades.
En otras ocasiones, surge porque te has acostumbrado a exigirte tanto que el cuerpo simplemente no puede más.

Por ello, mirar la ansiedad desde esta perspectiva cambia todo: ya no se trata de luchar contra ella, sino de escuchar lo que viene a mostrarte.

Además, es muy importante que sepas esto que no te cuentan sobre la ansiedad

La ansiedad no se soluciona con “pensar en positivo”.
Tampoco desaparece con fuerza de voluntad.
Y desde luego, no es un signo de debilidad.

La ansiedad es una reacción fisiológica y emocional. Es tu sistema nervioso intentando protegerte, aunque lo haga de una forma que te hace sufrir.
Por eso, la clave no está en forzarte a “controlarla”, sino en aprender a regularte, a identificar tus señales internas y a crear espacios de seguridad y calma.

Esto implica mirar hacia dentro, revisar tus rutinas, tus pensamientos, tus límites y tus formas de relacionarte contigo misma. Es un proceso, no una fórmula rápida.

Cuando entiendes cómo funciona la ansiedad, pierde parte de su poder y empiezas a calmarla.
Sabes que ese nudo en el estómago no es una amenaza, sino un reflejo de tensión acumulada.
Sabes que ese “me falta el aire” no es un peligro real, sino un cuerpo que lleva demasiado tiempo en alerta.

Y la pregunta que todas las personas que padecen ansiedad se hacen. ¿Se puede vivir sin ansiedad?

La ansiedad no desaparece por completo, ya que es una respuesta de protección para nuestra supervivencia, pero sí puede dejar de dirigir tu vida.
Superarla no significa no sentirla nunca más, sino poder vivir sin que te limite.

Cuando aprendes a reconocer sus señales y responder desde la calma, recuperas la sensación de control.
Dejas de tener miedo a lo que sientes y vuelves a confiar en ti, en tu cuerpo y en tu mente.

Seguramente no te has parado a pensar que a veces, la ansiedad llega para decirte que algo necesita transformarse en ti o en tu vida:
tu ritmo, tus prioridades, tu forma de cuidarte.
Puede ser el punto de partida de un cambio más profundo, una invitación a vivir con más conciencia y menos exigencia.

Mirarla con comprensión, sin miedo y con el acompañamiento adecuado, permite sanar mucho más que el síntoma.

Volver a respirar con calma

La calma no aparece de un día para otro, pero se aprende y se entrena.
Empieza por pequeñas decisiones diarias:

  • Tomarte un momento antes de responder.
  • Permitirte descansar sin culpa.
  • Escuchar lo que sientes sin intentar cambiarlo de inmediato.

Cada vez que eliges calmarte en lugar de luchar, tu cuerpo aprende que puede sentirse a salvo.
Y con el tiempo, esa sensación de ruido interno se vuelve más suave.
Tu mente deja de correr tanto.
Y vuelves a sentirte tú.

Psicóloga especializada en ansiedad en Molina de Segura y online — Clínica Vanesa Hernández
Un espacio para comprender lo que te pasa, aprender a regularte y volver a sentirte en calma.

Ansiedad ante una prueba. Cómo manejarla

Ansiedad ante una prueba. Cómo manejarla

La ansiedad ante una prueba es un problema bastante común. Para las mayorías de las personas es algo circunstancial, que les provoca malestar en el momento, pero que una vez superada la situación, no genera más consecuencias en su vida. Sin embargo, para otras, la ansiedad es tan elevada, que condiciona, decisiones que han de tomar en ese momento, provocando un fuerte impacto en su vida. La ansiedad ante una prueba, por escrito, pero algo muy común es el miedo a la exposición oral. Bastantes personas, acuden a consulta, por el pánico que les genera el tener que exponer algo en público y necesitar ayuda para gestionar esa ansiedad, ya que de lo contrario, podrían no terminar sus estudios universitarios, podrían no conseguir un trabajo o un ascenso o perder el que ya tienen. Renunciar a hacer lo que te gusta, por sentir ansiedad ante una prueba, sea escrita u oral, es un precio muy alto, que no tienes por qué pagar.  La ansiedad se puede controlar con una combinación de preparación para la prueba, gestión emocional y técnicas de relajación. Aquí te detallo un método, que bien usado, puede ayudarte a mejorar tu rendimiento y reducir el estrés.


1. Preparación adecuada: Técnicas de estudio/retención eficaces

  • Un buen plan de preparación te ayudará a sentirte más seguro y disminuirá la ansiedad. Se pueden usar muchas técnicas , algunas de más efectivas te las describo a continuación:
  • Para un buen rendimiento, necesitamos que planifiques y organices el material del que te tienes que examinar o exponer. Para ello te será de mucha utilidad si:
  • Aprovechas tu curva de rendimiento: Las personas tenemos diferente rendimiento según el momento del día. Hay personas que rinden mejor por la mañana, otras por la tarde y otras son totalmente nocturnas. Es muy importante tener en cuenta esto, ya que si te preparas el material, en el momento en el que te encentras más despejado, te resultará más efectivo, lo harás antes y lo retendrás mejor.
  • Por otro lado, dentro de ese momento de rendimiento, tenemos una curva de aprendizaje. Es decir, hay personas, que nada más sentarse a estudiar algo, se concentran al cien por cien y conforme va avanzando el tiempo, la concentración va decayendo. En el caso contrario, otras personas, necesitan un calentamiento largo, y su concentración óptima llega después de un tiempo estudiando. Por ello, hay que organizar el estudio teniendo en cuenta esto también. En los momentos de máxima concentración realizar lo más complicado y dejar para los momentos bajos los repasos, realizar resúmenes, subrayar el material.
  • Establecer un horario de estudio realista es clave para no frustrarte: Divide el temario en sesiones diarias, centrándote sólo en lo que toca ese día, y evita estudiar todo de golpe. Usa la técnica “Estudio en bloques”, donde te concentras en un tema específico durante 30-50 minutos y luego descansas 5-10 minutos.

2.  Técnicas de memorización y comprensión. En este sentido, tendrás que usar la que mejor se adpate a ti, o la combinación de las que te resulten más efectivas.

• Método Feynman: Explica el concepto con tus propias palabras en voz alta, como si se lo enseñaras a un niño. Esto ayuda a detectar lagunas en tu comprensión.

• Mapas mentales: Organiza la información gráficamente para visualizar mejor las relaciones entre los conceptos.

• Técnica Pomodoro: Estudia en intervalos de 25-50 minutos con descansos cortos. Esto mejora la retención y evita la fatiga mental.

• Reglas mnemotécnicas: Usa acrónimos, rimas o asociaciones para recordar información difícil.

• Test y autoevaluaciones: Hacer simulacros de examen o exposición bajo condiciones reales reduce la ansiedad y mejora la confianza.

3.  Estrategias para mejorar la retención

• Estudia en distintos formatos: Lee, escribe, escucha audios o mira videos sobre el tema para reforzar la memoria.

• Repasa de forma espaciada. Los repasos son muy importantes para ganar confianza y familiarizarte con la información. Esto reduce enormemente la ansiedad. En lugar de repasar todo el material el día anterior, distribuye los repasos en varios días.


4. Control de la ansiedad con técnicas de relajación

A) Respiración y mindfulness

• Respiración diafragmática:

1. Inhala profundamente por la nariz en 4 segundos.

2. Mantén el aire durante 4 segundos.

3. Exhala lentamente por la boca en 6 segundos.

4. Repite 5 veces.

• Técnica 4-7-8: Inhala en 4 segundos, retén 7 segundos y exhala en 8. Esto calma el sistema nervioso.

• Mindfulness: Practicar 5-10 minutos al día ayuda a concentrarse en el presente y evitar pensamientos negativos sobre el examen. En You Tube o Spotify puedes encontrar muchos audios de meditaciones guiadas muy útiles

5. Relajación muscular progresiva. En internet puedes encontrar audios que te guíen en el proceso

1. Tensa un grupo muscular (por ejemplo, los puños) durante 5 segundos.

2. Relájalo lentamente y siente la diferencia.

3. Repite con distintas partes del cuerpo.


6. Manejo emocional: Cómo cambiar pensamientos negativos

La ansiedad nace en el pensamiento. Es un pensamiento de algo que pensamos que sucederá o un recuerdo, lo que genera la respuesta física y emocional de la ansiedad. Si nosotros logramos identificar ese pensamiento y modificarlo por otro más realista, lograremos controlar la ansiedad.

• Identifica el pensamiento negativo y cuestiónalo:

• “¿Tengo pruebas de que voy a suspender?”

• “¿Es realmente cierto que no sé nada?”

• Reemplázalo por un pensamiento positivo y realista:

• En lugar de “No voy a recordar nada”, di: “He estudiado, haré lo mejor que pueda y recordaré lo más importante”.

• En lugar de “El examen va a ser difícil”, di: “Estoy preparado para responder lo que sé y manejar lo que no sé”.


7. Hábitos antes del examen

La noche anterior

✔ Duerme al menos 7-8 horas para mejorar la memoria y la concentración.

✔ Evita cafeína y comidas pesadas antes de dormir.

✔ Revisa tu material de forma ligera, sin tratar de aprender cosas nuevas.

El día de la prueba

✔ Desayuna bien: Alimentos ricos en proteínas y carbohidratos complejos (huevos, avena, frutos secos) para mantener la energía.

✔ Llega con tiempo para evitar el estrés.

✔ Evita hablar con personas ansiosas antes de entrar al examen.

✔ Si te bloqueas, respira profundo y empieza con lo que sí sabes.

Más sobre Agorafobia

Más sobre Agorafobia

Aquí te dejo más sobre Agorafobia. La agorafobia es un trastorno de ansiedad que se caracteriza por un miedo intenso y desproporcionado a estar en lugares o situaciones en las que resultaría difícil escapar o en los que no se podría recibir ayuda en caso de experimentar una crisis de ansiedad.

La Agorafobia se manifiesta a través de síntomas en sus tres niveles de expresión : síntomas físicos, síntomas emocionales y síntomas conductuales.


En cuanto a los síntomas físicos, aparecen debido a la activación del sistema nervioso simpático, que desencadena la respuesta de lucha o huida ante una situación que la persona percibe como peligrosa. Esto ocurre en todos los trastornos de ansiedad. Los síntomas físicos son:

• Taquicardia o palpitaciones: Sensación de que el corazón late muy rápido o de manera irregular.

• Dificultad para respirar: ya sea como sensación de ahogo, presión en el pecho o hiperventilación.

• Mareos o sensación de debilidad o desmayo: Debido a la hiperventilación o al aumento del estrés, la persona puede sentirse inestable, con sensación inminente de caer desfallecida al suelo.

• Sudores excesivos: Sobretodo en las manos, rostro y espalda, como una respuesta del cuerpo al estrés.

• Temblores o sensación de debilidad: La ansiedad puede generar movimientos involuntarios o sensación de que las piernas se “aflojan”.

• Náuseas o molestias estomacales: Una de las formas en en las que el cuerpo somatiza la ansiedad es a través del sistema digestivo, con dolor abdominal, diarrea o ganas de vomitar o vómitos.

• Escalofríos o sofocos: Se experimentan cambios repentinos de la temperatura corporal sin motivo aparente.

• Sensación de opresión en el pecho: Es uno de los síntomas más comunes y que primero expresan los pacientes cuando acuden a consulta. Puede confundirse con síntomas de un ataque cardíaco, lo que agrava la ansiedad.

Estos síntomas físicos pueden aparecer de manera repentina, sobre todo si la persona está expuesta a un lugar que teme.


La agorafobia también afecta el estado emocional y los pensamientos de quien la padece, generando una percepción desproporcionada del peligro. Los síntomas emocionales y cognitivos suelen ser:

• Miedo intenso a perder el control: Sensación de que se va a hacer algo irracional o vergonzoso en público.

• Pánico a desmayarse o morir: Muchas personas con agorafobia sienten que pueden sufrir un infarto o colapsar en la calle sin recibir ayuda.

• Desrealización o sensación de desrealidad, que genera una sensación de desconexión con el entorno: El entorno puede sentirse “extraño” o “borroso”, como si no fuera real.

• Despersonalización o sensación de desconexión del propio cuerpo. La persona siente que está fuera de sí misma o que su cuerpo no le pertenece, como si no fuera ella, no se reconoce aunque sabe que es ella.

• Pensamientos catastróficos: Continuamente piensa en » y si …» . Cree que lo peor sucederá (por ejemplo, quedar atrapado en un ascensor y morir asfixiado). Confunde continuamente la posibilidad con la probabilidad.

Estos pensamientos refuerzan el miedo y pueden generar un ciclo de ansiedad que empeora la agorafobia.


En cuanto al comportamiento en la medida que la agorafobia progresa, la persona desarrolla estrategias para evitar el malestar, y organiza su vida para no sentir miedo y sentirse a salvo, lo que limita significativamente su vida diaria. ¿Cómo? Evitando situaciones o lugares en los que cree que podría estar en peligro

Así:

• Evita ir a centros comerciales, usar transporte público, ir por calles concurridas, puentes, túneles, ascensores o cualquier lugar con multitudes.

• Rechaza invitaciones para no salir.

• Desarolla dependencia de otras personas: necesita ir acompañado a todos lados, manifiesta angustia extrema al pensar en quedarse solo en casa, usa “objetos de seguridad” para sentirse más tranquilo.

• Siempre lleva agua, medicación o un teléfono móvil como forma de reducir la ansiedad.

Todo esto, conlleva un aislamiento progresivo, en los casos más graves, la persona puede evitar salir de su casa por completo.

Lo habitual, es que los síntomas aparezcan poco a poco, con lo que la persona va adaptando su vida, y cuando viene a darse cuenta, está completamente limitada y su calidad de vida a reducido drásticamente.


Ansiedad Infantil: los niños también padecen ansiedad.

Ansiedad Infantil: los niños también padecen ansiedad.

La ansiedad infantil es más frecuente de lo que podríamos imaginar. Los niños, al igual que los adultos, también padecen ansiedad. Sin embargo, puede pasarnos desapercibida a los adultos.

La ansiedad es una emoción de miedo, que como cualquier emoción, cumple una función para el ser humano. En concreto, el miedo nos alerta de posibles amenazas para preservar nuestra supervivencia, o de situaciones nuevas de las que aún no sentimos control.

La ansiedad infantil se considera patológica, y por tanto, recomendable tratarla, cuando es excesiva para lo esperado en la etapa de desarrollo o edad del niño, perdura en el tiempo y no parece mejorar pese a los esfuerzos de niño por no sentirla.

Cuando mencionamos que el miedo dura más de lo esperado para la edad del niño, nos referimos a que en ocasiones los miedos evolutivos, que son naturales y suelen remitir de modo espontáneo con la maduración del niño, persisten y pueden derivar en una ansiedad patológica. Aunque en la mayoría de los casos, suelen ser miedos leves y no persisten con el paso del tiempo, tales como el miedo a la oscuridad, a ciertos animales, ruidos…

La ansiedad en los niños, al igual que en los adultos, se manifiesta a través de síntomas físicos, cognitivos y conductuales.

Los síntomas físicos, que en la mayoría de ocasiones, encierran ansiedad en niños y adolescentes son:

  • Temblores
  • Dificultades para dormir ( pesadillas o terrores nocturnos)
  • Dolores de cabeza
  • Sudoración en las manos y sensación de tenerlas frías.
  • Nausias, vómitos y quejas de dolor de barriga
  • Problemas en el control de esfínteres, en ocasiones de forma regresiva
  • Tartamudez.


Los síntomas cognitivos variarán en función de la edad de l niño y de su desarrollo cognitivo y emocional

  • Enlentecimiento del pensamiento, el tiempo que necesita para realizar sus tareas es excesivo para su edad
  • Disminución de su rendimiento escolar.
  • Tendencia frecuente a preocuparse por diferentes aspectos del día a día.
  • Anticipación catastrófica del futuro.
  • Preocupación excesiva por lo que los demás piensen de él/ella.
  • Miedo excesivo y persistente por la pérdida de las figuras de apego o de que puedan sufrir un accidente o daño.
  • Pesadillas
  • «Manías» o rituales.

Los síntomas comportamentales, también varían en función de la edad del niño o del adolescente, entre otros puede manifestarse:

  • Irritabilidad y labilidad emocional
  • Agitación, nerviosismo o exceso de actividad
  • Rabietas más frecuentes de lo habitual y sin causa aparente
  • Impaciencia
  • Aislamiento social, no quiere jugar con otros niños y evita las actividades extraescolares
  • Resistencia a ir a dormir
  • Negación a ir al colegio

¿Qué es la Astenia Primaveral?

¿Qué es la Astenia Primaveral?

¿Qué es la Astenia Primaveral?

El término “astenia” se utiliza para hacer referencia a estados de fatiga generalizada, tanto a nivel físico como psicológico

Astenia es un término clínico que significa: cansancio. No es una enfermedad, sino un síntoma que puede deberse a enfermedades orgánicas o psicológicas, pero también a otras causas como el estrés o el exceso de trabajo. Este cuadro clínico sin causa aparente que lo justifique, y coincidiendo con el cambio de estación ( del invierno a la primavera), es conocido comúnmente con el nombre de astenia primaveral.

Las causas de la astenia primaveral no se conocen con precisión, aunque se tiene la sospecha de que los cambios de horario y temperatura pueden alterar la concentración de endorfinas, también conocidas como hormonas de la felicidad. Es la reacción natural del organismo al preparase para una época, la comprendida entre el inicio de la primavera y el final del verano, en la que las exigencias de consumo energético serán mayores al incrementarse la temperatura y las horas de luz diurna.

Este trastorno  afecta a un gran número de personas y suele durar alrededor de 3 semanas de media y en el 90 % de los casos los síntomas son transitorios y de carácter leve ( variaciones de humor, alteraciones del sueño, fatiga o falta de vitalidad y energía,…) y característicos del cansancio.

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Es importante advertir que la astenia primaveral es también un cuadro sintomático que se asocia a trastornos físicos y psicológicos concretos, tales como: La existencia de anemia, Hipotiroidismo, Embarazo, Trastornos del sueño, Periodos de estrés.

¿Como prevenir y combatir la astenia primaveral?

Ya que en general se trata de una alteración de intensidad leve, la astenia primaveral no requiere tratamiento farmacológico , sino que podemos ponerle remedio mediante sencillos cambios en nuestros hábitos.

1. Llevar una dieta saludable

El consumo de alimentos ricos en vitaminas y minerales, como las verduras, las frutas, los cereales integrales o los frutos secos. Se recomiendan especialmente las comidas que aportan mucha energía, como los plátanos y la jalea real y reducir el consumo de alimentos hipercalóricos.

Beber al menos 2 litros de agua cada día para mantenernos hidratados y evitar las el café y las bebidas excitantes y alcohólicas.

2. Practicar ejercicio físico

Hacer actividad física de intensidad moderada de forma diaria puede ser muy beneficioso. El ejercicio hace que nuestro cuerpo libere endorfinas, provocando sensaciones de placer y de relajación.

3. Aumentar las horas de sueño

Durante la transición entre el invierno y la primavera, los cambios ambientales hacen que nuestro cuerpo gaste más energía; por tanto, hay que intentar dormir al menos 7 u 8 horas cada noche, en función de las necesidades de sueño habituales de cada persona.

4. Regularizar los horarios

Mantener horarios fijos para descansar y alimentarnos ayuda a estabilizar los ritmos circadianos, favoreciendo la adaptación del cuerpo a la llegada de la primavera y a los cambios de hora.

5. Realizar actividades agradables

Los síntomas de tipo depresivo, como la fatiga mental, la tristeza y la falta de motivación, se pueden aliviar haciendo actividades que nos resulten placenteras y ejercicio físico para favorecer la producción de determinados neurotransmisores y hormonas.

6. Procurar relajarse

Las actividades y hábitos relajantes, como meditar, darse baños calientes o respirar lenta y profundamente, pueden ser muy útiles para las personas con síntomas ansiosos derivados de la astenia primaveral.

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Si tu sensación de cansancio o tristeza continúa más de 3 semanas, y  los sintomas persisten en el tiempo debes consultar al médico o a un especialista, porque podría haber desencadenado en otro problema más grave. Tal vez pueda que se haya agravado trastornos previos, como el estrés, la ansiedad o exista un cuadro de depresión, en ese caso es recomendable poner una solución que se adapte al problema, ya que cada persona lo sufre de distinta forma.

¿Que es la depresión atípica?

¿Que es la depresión atípica?

¿Que es la depresión atípica?

La depresión es uno de los principales motivos por los que se suele solicitar atención psicológica. La mayoría de las personas la han padecido alguna vez en su vida, en alguna de sus formas.

Dentro de los trastornos depresivos se pueden encontrar varios tipos, la depresión atípica es uno de ellos, y a pesar de su nombre, es muy habitual.

La depresión atípica es un tipo de depresión que nos muestra  la complejidad de este grupo de trastornos.  Se trata de un subtipo de depresión mayor que no es fácil de diagnosticar.

Su sintomatologia se relaciona con condiciones que pueden ser confundidas con otros problemas como el simple cansancio, un episodio de tristeza, el estrés o incluso las enfermedades metabólicas.

No se conoce exactamente qué causa la depresión atípica ni por qué algunas personas presentan distintas características a este tipo de depresión pero por lo general es más común en mujeres y comienza en los años de la adolescencia, es decir, antes que otros tipos de depresión, y puede tener una duración más larga (crónica).

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Este tipo de depresión es una muestra  de que aquello a lo que popularmente solemos llamar “estar deprimido” es un fenómeno psicológico complejo que puede expresarse bajo una gran variedad de síntomas.

 

La depresión atípica, pese a presentar muchas de las características de la depresión mayor, también expresa otros síntomas atípicos y poco frecuentes en esta clase de alteración psicopatológica.

Para poder detectarla, así como cualquier otra, es básico conocer los síntomas y señales que se nos pueden presentar.

 

¿Cómo puedes saber si sufres depresión atípica?

Te contamos los diversos síntomas y señales que te pueden indicar que sufres una depresión atípica.

 

  •  Hipersensibilidad
  •  Dormir en exceso
  •  Cansancio extremo
  •  Aumento del apetito
  •  Ansiedad
  •  Problemas en las relaciones interpersonales
  •  Sensación de tristeza
  •  Estado de resentimiento

 

Como en otros tipos de depresión, la depresión atípica es una enfermedad grave que puede causar problemas de importancia que puede derivar en problemas emocionales, de conducta y de salud que afecten todas las áreas de tu vida.

 

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¿ Cómo se puede prevenir la depresión atípica?

No hay una formula exacta de prevenir la depresión atípica, pero estos consejos te pueden ayudar.

  • Toma medidas para controlar el estrés.
  • Acércate a tus familiares y amigos, especialmente en momentos de crisis.
  • Busca un tratamiento ante el primer signo de un problema para evitar que la depresión empeore.
  • Considera la posibilidad de recibir un tratamiento de apoyo de larga duración.

 

 

¿Crees que puedes padecer depresión atípica? ¿Quieres contar con la ayuda de un profesional?  No dudes más, en Clínica Vanesa Hernández podemos ayudarte.

Psicólogos en Murcia y Molina de Segura

 

 

¿Objetivos para el nuevo año? Ésta es la forma de conseguirlos

¿Objetivos para el nuevo año? Ésta es la forma de conseguirlos

Al comenzar el año nuevo, te has hecho la pregunta ¿Cuales son mis objetivos para este nuevo año? Si eres una de esas personas que les gusta marcarse objetivos pero que no logra pasados unos meses mantenerse en la acción, quizá te interese seguir leyendo unos minutos, ya que te damos las herramientas para alcanzarlos en este 2019.

El marcarse objetivos o metas es una fuente de motivación, que nos lleva a mantener un estado de ánimo positivo orientado a la acción, lo que nos proporciona además una mejor imagen de nosotros mismos y una sana autoestima.

 

Es totalmente recomendable, hacer balance a final de año, comprobar en qué punto estamos de nuestra línea vital y coger energía para seguir creciendo en la dirección que nos haga sentir mejor.

Pero antes de nada, para que nos resulte efectivo y no nos frustremos en la consecución de esos objetivos, es necesario aclarar diferentes conceptos.

Habría que establecer una diferencia entre deseos y compromisos.

Esto es muy importante ya que la mayoría de nosotros tenemos , de sentirnos mejor emocionalmente, físicamente, tener un mejor trabajo, más dinero, mejor salud, y todos ellos no implican una acción asociada, es decir, el desear las cosas simplemente es un pensamiento ante la fantasía de conseguir algo, pero no nos lleva a hacer nada.

Sin embargo, un compromiso, es cuando la persona se implica en pasar a la acción para conseguir lo que quiere con perseverancia, pese a que los resultados a corto plazo no sean los que quieren. El compromiso implica pasar a la acción he insistir en ello, hasta que se consigue el resultado deseado.

Otra aclaración importante a tener en cuenta sería la diferencia entre hechos o comportamientos y resultados

Los comportamientos, no se intentan, se hacen o no se hacen. Por ejemplo, yo no intento beber 2 vasos de agua, o los bebo o no los bebo. Implican voluntad consciente por parte de la persona.

Los resultados, son la consecuencia inevitable de los comportamientos y no dependen únicamente de mi voluntad. Por ejemplo: voy a estudiar mucho (comportamiento) para intentar sacar un 10 en el examen (el diez es el resultado).

Estudiar depende únicamente de mí, en el resultado influyen otros factores como los nervios ante el examen, el modo de formular las preguntas, criterios de corrección, etc.

La mayoría de las personas les gustaría sacar un diez en el examen pero pocos están dispuestos a comprometerse a hacer lo necesario para conseguirlo. Ahí la diferencia.

Para conseguir nuestros deseos, podemos comprometernos con diferentes acciones, que nos lleven a marcarnos objetivos cuyo resultado sea alcanzar mi deseo.

Por ello, ya que un compromiso, podemos dividirlo en diferentes objetivos para que nos resulte más abordable, voy a platearte la fórmula para que te resulte más fácil alcanzarlos:

  1. Los objetivos tienen que estar formulados de modo afirmativo y en positivo.  ¿Sabías que nuestra mente se siente atraía por lo que más pensamos, tanto si lo queremos como si no? Este es el motivo por el que los objetivos tienen que estar formulados en positivo. El ser humano termina reproduciendo en su vida lo que más piensa, tanto si lo desea como si no. Si tuviéramos en cuenta esta premisa, no estaríamos pensando todo el tiempo lo que no queremos, ya que antes o después, terminaremos provocándolo. Es lo que también se llama profecía autocumplida. Si quiero estar más delgada, no puedo marcarme el objetivo de » Este año no comeré dulces», porque estará todo el tiempo pensando en comer dulces, pues la mente para no pensar en algo primero tiene que pensarlo. Sin embargo, si se marca el objetivo de comer más fruta, su mente pensará en fruta, con lo que terminará comiendo más de la que comía.
  2. Los objetivos tienen que implicar acciones, no resultados, ya que tienen que estar bajo nuestro control. No pueden depender de otras personas o de otras variables que escapen a nosotros. Por ejemplo » Voy a comer sano» depende únicamente de ti, pero «Voy a adelgazar 4 kilos en un mes» es un resultado, no un comportamiento.
  3. Los objetivos tienen que ser lo más concretos que se pueda. «Voy a ir al gimnasio 3 veces por semana», es mejor que «Voy a ir más al gimnasio».
  4. El objetivo tiene que ser abordable para ti, que te rete a mejorar pero realista, si no, te frustrarás enseguida.  Y aunque hay que comprometerse, es recomendable un poquito de flexibilidad, ya que si no, a la primera que no cumplas tirarás la toalla.
  5. El objetivo tiene que ser algo motivador para tí, algo que despierte tu interés, si no es así, abandonarás enseguida. Ten cuidado con no marcarte objetivos para únicamente demostrarte que eres capaz. Es un arma de doble filo. Tu autoestima no puede alimentarse únicamente de lo que consigues.
  6. Tu objetivo tendrá que aportarte algo positivo. Es decir, cualquier comportamiento que quieras eliminar o sustituir por otro, en el momento actual te aporta algun beneficio. Por ello, tendrás que sustituir ese beneficio por otro. Si comer dulces me premia un mal día, no puedo dejar de comerlos y quedarme con mi mal humor en casa. Tendré que sustituir la gratificación de comer dulces por algo que alivie mi mal humor, por ejemplo ir a clases de baile.
  7. Ponlos por escrito, te ayudará a clarificar y afianzar ideas.

Si utilizas estas herramientas para elaborar tu lista de objetivos de principio de año, la probabilidad de conseguir tus resultados será casi segura.

¡ÁNIMO, SÓLO ES PASAR A LA ACCIÓN!

Psicólogos en Murcia

 

Vanesa Hernández

¿La ansiedad se cura?

imagesCAK0588M¿La ansiedad se cura?, es una pregunta que en algún momento todas las personas que padecen o han padecido ansiedad se han formulado, incluso las personas que nunca la han sentido, seguramente se lo habrán cuestionado alguna vez,  debido a que la ansiedad es algo muy frecuente en la sociedad occidental en la que vivimos.

El principal objetivo de este artículo, es dar respuesta a esta pregunta, pero antes es necesario aclarar diferentes cuestiones.

Cuando escuchamos la palabra ansiedada todos nos suena a algo negativo, desagradable o incluso referente a enfermedad. Efectivamente, para el que la sufre, es algo muy desagradable y molesto, pero no por ello deja de ser una respuesta de nuestro organismo para alertarnos de una oportunidad de aprendizaje ¿CÓMO? Sí, has leÍdo bien, de aprendizaje.

La mayoría de personas, cuando empiezan a sentir síntomas de ansiedad, se asustan y se limitan a querer evitarlos y eliminarlos lo antes posible, algo lógico si tenemos en cuenta lo molestos y limitantes que pueden llegar a ser. Sin embargo, debajo de esos síntomas hay mucha información a la que deberíamos de prestar atención. Si tenemos en cuenta que la ansiedad es una llamada de atención ante una posible amenaza, y que los síntomas físicos son la forma que tiene nuestro cuerpo de hablarnos, parte de la solución consistiría en prestar atención no a la forma del mensaje sino al contenido. ¿DE QUÉ ME ESTÁN ALERTANDO REALMENTE ESTOS SÍNTOMAS? ¿ESTÁ TODO BIEN EN MI VIDA?¿Y EN MÍ?

Formulándonos las cuestiones adecuadas y dominando el miedo a las respuestas, podemos utilizar la ansiedad como la llave que nos abra la puerta a nuestro crecimiento y desarrollo personal. Puede que aparentemente todo esté bien, porque si analizas tu vida, seguramente no tengas motivos para sentirte así. Y seguramente en algunos casos, sea realmente así, pero quizá sigues utilizando patrones de pensamiento y costumbres antiguas que quizá ya no te valgan para esa etapa de vida. En ocasiones se trata de crisis de adaptación, o miedo a ejercer cambios en tu vida, o miedo a mirar hacia adentro y descubrir cosas de ti que no sean agradables, aún así, en todos los casos es una oportunidad para la mejora y el aprendizaje

Y ahora, si padeces ansiedad, seguramente estarás pensando: todo eso suena muy bien pero ¿qué  hago yo con mis síntomas?

Está claro que hay que aprender a dominar los síntomas y perderles el miedo. Algo que se consigue relativamente fácil con la terapia cognitivo-conductual, utilizando técnicas de respiración y relajación. Pero mi recomendación es que vayas más allá y aproveches esas crisis de ansiedad para avanzar.

cropped-imagesca8ysypx.jpg¿La ansiedad se cura? SI, LA ANSIEDAD SE CURA. Está demostrado que en 12 sesiones semanales los síntomas de ansiedad remiten. Pero la terapia cognitivo conductual persigue además de remitir los síntomas físicos, reestructurar tu modo de pensar y percibir las cosas, además de dotarte de estrategias de afrontamiento para dominar tus miedos. La ansiedad no deja de ser una respuesta de miedo, pero aparentemente injustificada y desproporcionada.

 

Así que si padeces ansiedad, no dudes en aprender a Dominarla.

Psicólogos en Murcia

 

Vanesa Hernández, Psicóloga

UNAS CUANTAS TÉCNICAS PARA REDUCIR LA ANSIEDAD

UNAS CUANTAS TÉCNICAS PARA REDUCIR LA ANSIEDAD

 

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¿Ya no disfrutas de las actividades como antes? ¿Tu mente está pensando constantemente en las tareas ¨pendientes¨? ¿Temes situaciones que no puedes controlar o predecir?

Aunque resulte complicado controlar estas sensaciones, tengo una buena noticia, NO  ES IMPOSIBLE, todas las personas tenemos el poder de tomarnos las cosas con más calma, afrontando el día a día con mayor tranquilidad y de manera positiva.

Pero… ¿Cómo conseguirlo? ¿Cómo reducir la ANSIEDAD?

Lo primero que hay que hacer es CONOCERLA y ACEPTARLA. La ansiedad es muy desagradable y el primer impulso es no reconocerla. Así que, para poder saber con certeza de qué se trata,  infórmate sobre los síntomas, ya que te ayudará a gestionarla.

Tómate tu tiempo, NO vayas con PRISAS, la mayoría de las personas con ansiedad comen rápido, van de un lugar para otro, hacen muchas cosas a la vez, su ordenador suele ser un caos compuesto por diferentes ventanas y programas abiertos… y es que lo que expresamos hacia el exterior no es más que el reflejo de nuestra mente. Realizar actividades cotidianas de esta forma tan caótica y apresurada hace que el cerebro reciba el mensaje de que debe funcionar más rápido, aumentando con ello los niveles de cortisol y adrenalina y generando más ansiedad.

Así que disminuye el ritmo, dale un orden a tus tareas, prioriza las más importantes y comprobarás que conseguirás hacer más cosas y con menos estrés.

No dejes tareas PENDIENTES. Una de las cosas que más aumenta la ansiedad es recordar constantemente las tareas pendientes. Agota mucho más estar pensando constantemente en que debemos hacerlas que la propia tarea en sí.

Una buena práctica es la regla de los 2 minutos, consiste en que cuando surja una tarea, si esta no requiere más de 2 minutos, hazla inmediatamente, posponerla y recordarla consumirá más energía que llevarla a cabo. Si la tarea demanda más tiempo y no lo tienes, pregúntate si es realmente importante. Si es así, búscale un hueco en tu agenda.

images[7]Dedícate una hora para TI. En esta sociedad, que nos dicta que hay que producir para ser valioso, nos sentimos en la obligación de no parar, estamos llenos de trabajo o tareas pendientes y no encontramos ni un momento para estar con nosotros mismos. Este estado de tensión constante no permite al cerebro “desconectar”, y como resultado, los niveles de ansiedad se disparan.

Sin embargo, realizar actividades de disfrute, es tan importante como ser proactivos ya que el cerebro comienza a liberar una serie de neurotransmisores como las endorfinas, que generan un estado de bienestar y relajación.

Así que una vez al día realiza una actividad que disfrutes, cualquiera, date un baño, haz ejercicio, da un paseo, acaricia a tu perro, practica sexo, come chocolate, lee un libro…

CUESTIONA tus PENSAMIENTOS, la mente es nuestro peor enemigo, la ansiedad crece a partir de pensamientos poco realistas o exagerados de lo que puede pasar.  Esto hace que respondamos de manera exagerada ante situaciones de la vida cotidiana y  que pensemos que un simple error tendrá consecuencias nefastas.

Es importante comenzar a cuestionarse estos pensamientos: ¿Esa preocupación es realista? ¿Cuántas probabilidades existen de que se cumpla? ¿Qué es lo peor que podría pasar? ¿Cómo podría manejarlo? 

Cambia la PERSPECTIVA, replantearse situaciones mirándolas desde un punto diferente y con actitud positiva ayuda mucho para sentir menos ansiedad en situaciones estresantes.

Consiste en dar una vuelta a esos pensamientos irracionales. Por ejemplo, si mientras estás estudiando piensas: “no voy a aprobar ese examen”. Reestructura ese pensamiento de forma positiva: “quizás no apruebe ese examen; sin embargo, me voy a esforzar para dar lo mejor de mí”.

Mira las cosas por su lado amable, seguro que controlarás tu ansiedad y podrás disfrutar y aprender.

Vive en el “AQUÍ Y AHORA”. Las personas ansiosas sufren una especie de obsesión por el futuro. Para combatir la ansiedad es necesario que te centres en el presente, disfrutar de ello, aprender a centrarte en el aquí y ahora, en la experiencia que estás viviendo, sin criticarla y sin dejar que tu mente divague hacia el futuro.

Aprende a GESTIONAR TUS EMOCIONES, Debes encontrar la manera adecuada para expresarlas.gestion de emociones 2

Descargarnos de forma violenta, gritando o pegando a una almohada, activa tu sistema nervioso y  lo que necesita es calmarse. Opta por actividades o técnicas que te relajen.

Práctica EJERCICIO FÍSICO, es una de las mejores estrategias para vencer la ansiedad, no hace falta que sea mucho tiempo, con que le dediques media hora al día es suficiente. Por otro lado, también es importante tener una DIETA VARIADA, lo que comemos pasa a formar parte de nuestro cuerpo, no te saltes comidas, reduce al mínimo el consumo de alcohol y cafeína y come más frutas y verduras.

Aprende a RELAJARTE y a RESPIRAR. La relajación posee una eficacia consistente y significativa para reducir los niveles de ansiedad en las personas.imagesCAC89KYP

Puede resultar una buena inversión aprender estas técnicas por que no sólo serán útiles para afrontar el momento actual, sino que nos ayudarán a cuidarnos ante los agobios que nos depare el futuro.

En cuanto a la respiración, es un proceso muy importante ya que a través de ella nuestra mente recibe como estamos. Cuando respiramos rápido, nuestro cerebro entiende que algo no va bien y que podemos estar en peligro, por lo que aumenta el nivel de ansiedad. Cuando respiramos lenta y profundamente, todas las funciones corporales, incluyendo el latido cardiaco, se acompasan y es más fácil relajarse.

El hecho de que hayas notado un problema dentro de ti y sepas que cambiar es una alternativa, ya dice muchas cosas buenas sobre ti. Por lo tanto, no permitas que la ansiedad te gane la batalla de la vida, toma el control de ésta y actúa ahora que aún tienes tiempo.

 

Luciana Ramos. Clínica Vanesa Hernández