¿QUIERES CAMBIAR TU VIDA?

¿QUIERES CAMBIAR TU VIDA?

¿QUIERES CAMBIAR TU VIDA? Si no estás feliz con los hábitos y estilo de vida que llevas, está en ti cambiarlo. Está claro que los cambios importantes no son de un día para otro. Pero si podemos tener un plan para conseguirlos.

Existen diferentes guías a seguir para ello. Pero todas parten de la premisa común que se puede cambiar, todo lo que la persona quiera cambiar. Los milagros no existen, por ello, cualquier cambio, implica disciplina, para generar hábitos diferentes a los que tienes en las diferentes áreas de tu vida actual, y de esa manera, obtener como resultado, la vida que te gustaría. Hay una herramienta muy útil y es visualizar la vida que te gustaría ( dentro de términos realistas) con todo lujo de detalles. Posteriormente a visualizar esa vida deseada, tendrías que visualizar a la persona que vive esa vida, cómo piensa, cómo siente, cómo actúa. Y a partir de ahí, actuar como si fueras esa persona. Es una herramienta muy usada en psicología. Consiste en «actuar como si». Al principio costará, será un esfuerzo para ti, pero con el efecto de la práctica de actuar así, generarás hábitos que te acercarán a ser esa persona que te gustaría ser, y ello, inevitablemente provocará cambios en tu vida. Todos los cambios, han de producirse de dentro hacia fuera. Es decir, primero han de darse en ti, en el ser, para posteriormente puedan darse fuera, en el tener. Si nos centramos en la cúspide de la pirámide, en querer tener muchas cosas, y no sembramos los cimientos de la base, a los días de empezar el cambio, disminuirá la motivación, y todo caerá como un castillo de naipes.

Otra corriente más pragmática, nos dice que, si realmente queremos cambiar nuestra vida, tenemos que tener un plan muy definido.

Para elaborar el plan, necesitamos lápiz y papel. Lo primero que anotaremos serán las áreas importantes donde queremos que haya un cambio. Por ejemplo:

Laboral

Conocimiento

Social/contactos

Familiar

Amistad

Salud ( mental y física)

Una vez tengas claras las áreas en las que quieres poner foco, ordénalas en orden de prioridad para ti. La prioridad la eliges en este caso, pensando cual de estas áreas, si pudieras cambiarlas, produciría un mayor impacto positivo en tu vida.

¿Por qué las ordenamos? Pues porque aunque todas serán importantes para ti, según el momento vital en el que te encuentres, priorizarás una u otra. Y lo más importante. Para que veas cambios significativos tenemos que poner foco en lo realmente importante. De este modo, el porcentaje de energía y tiempo dedicado a cada una de ellas, será en función del impacto que vaya a generar en tu vida.

Dicho esto, hay algo, que es indiscutible, y que si quieres llegar a conseguir tus objetivos y mantenerlos a largo plazo, una prioridad eres tu, tu salud. Si tu no estás bien, sano mental y físicamente, te resultará muy duro continuar con el plan.

Por ello, si por ejemplo eliges el área labora primero, la segunda tiene que se la salud.

A partir de aquí, definimos lo que queremos conseguir de modo afirmativo y en presente. Y marcamos un plazo de tiempo.

Por ejemplo: Yo facturo este año el doble que el año pasado.

A continuación tengo que hacer una lista de cosas que si las hago día a día, me ayudaran a conseguir ese objetivo. Después, organizaré mi día a día, para poder integrar hacer todo lo que yo he enumerado. Y si yo lo hago durante un año sin desviarme del foco, inevitablemente se producirán cambios.

Quizás, no consigas el doble, pero si consigues un 25% mas, es muchísimo el cambio que se ha producido.

Con la salud, sería lo mismo. En este punto, no podemos olvidarnos de la salud mental. Los cambios empiezan en nuestra mente, en nuestros pensamientos. En función de lo que pensamos, así nos sentimos y en consecuencia, actuamos. Si conseguimos controlar lo que pensamos, controlaremos nuestra vida. Y no olvides, que tu vida, es el resultado de todas las decisiones que has tomado.

No te engañes pensando que tu vida es el resultado de las circunstancias. Puedo aceptar que unos tienen unas circunstancias mas favorecedoras y amables a su alrededor, y tienen una vida más fácil. Pero lo que condiciona tu vida, es lo que tu haces con esas circunstancias, es decir, el cómo tú interpretas lo que ocurre a tu alrededor, cómo lo recoges, lo gestionas emocionalmente y le das salida en modo de comportamiento.

Esto es una muy buena noticia, porque si nuestra vida está bajo nuestro control, se puede modificar para sentirnos mejor con ella.

Psicólogos en Molina

Psicóloga en Molina

Cómo Hacer que tu Relación de Pareja Funcione

Cómo Hacer que tu Relación de Pareja Funcione

Todos queremos que nuestra relación de pareja funcione. Ya sea, esa relación con la persona a la que estamos conociendo y existe chispa, o la persona con la que compartimos nuestra vida.

Antes de centrarnos en las recomendaciones específicas, de base, para que una relación funcione, hace falta dos cosas: admiración hacia la otra persona bien por cómo es, por su talento, por su saber estar, etc y atracción, ya que te gusta físicamente y despierta en tí un deseo.

Hay veces que las personas podemos confundirnos con estos dos aspectos debido a que estemos pasando por un momento vital complicado, nos sintamos muy estresados, o no nos sintamos atendidos, escuchados y cuidados por nuestra pareja. Puede que en estos contextos emocionales, sintamos atracción y admiración por alguien de nuestro entorno, sea un compañero de trabajo, mi jefe, un amigo, y nos sintamos extrañados a la vez por sentirnos así, porque nunc nos hemos planteado que esa persona pudiera gustarnos, o dejar a nuestra pareja por sentir eso.

En estas ocasiones, en las que estamos desgastados en nuestra relación de pareja, o estamos estresados e intoxicados de cortisol por problemas laborales, sociales, de salud, y la otra parte de la pareja se siente valorada o querida por una persona fuera de la relación y se deja querer, basta con tomar distancia, ordenar emocionalmente qué sentimos y gestionarlo, buscando soluciones a lo que realmente falla en nuestra vida.

Para que una relación funcione, quiero que tengas claro esto. Aunque suene a tópico, para estar bien con alguien, hay que estar bien con uno mismo primero.

TERAPIA DE PAREJA

Si quieres tener pareja y estar bien con ella, lo primero que te recomiendo es que te auto-observes y te hagas una evaluación de tu estado Pregúntate ¿cómo estoy yo? ¿Qué necesito? ¿cuáles son mis carencias afectivas? ¿Cuanto me importa la opinión de los demás, soy desconfiado? ¿Qué quiero realmente de mi relación de pareja? ¿qué busco en una pareja?

Hacer esto es muy importante, ya que muchas parejas, hoy en día, están formadas por personas que entran en las relaciones muy heridas por experiencias anteriores, con una mochila emocional cargada de experiencias pasadas que condicionan cómo se sienten en el presente. De la pareja no podemos esperar, que alivie nuestras dolor y cure heridas pasadas.

No hay que tener miedo a identificar lo que realmente nos ocurre, y sanarlo para sentirnos libres y poder vivir nuestras relaciones futuras de forma sana

Ahora si. Si quieres que tu relación funcione te voy a dar una serie de recomendaciones:

Lo primero es trabajar la comunicación, sobretodo cómo hablas y cómo expresas cómo te sientes. Comunicarnos desde el respeto, de forma efectiva, centrándonos sólo en lo que queremos decir, y desde el otro lado, escuchar activamente a la pareja, es el punto básico para que una relación funcione. .

Hay personas, muy sensibles, que siempre se comunican desde el dolor, el miedo, los silencios, los desprecios al otro, ancladas en la misma situación. Reprochan una y otra vez lo que ocurrió, no dejando margen al cambio.

Por el contrario, una pareja que se sabe comunicar, desde el respeto y con cordialidad, tiene muchas probabilidades de éxito.

La segunda recomendación es que tenemos que partir de la sensibilidad, es decir, cómo nos afectan las cosas.

¿Cómo eres?¿te tomas todo demasiado en serio y a nivel personal?¿Le das muchas vueltas a cualquier comentario negativo?¿Lo pasas mal de forma desproporcionada ante una mala cara o un hecho insignificante?

Las personas con alta sensibilidad, sufren en exceso por cosas sin importancia, y lo habitual es que se lo callen y lo rumien en su mente durante un tiempo, provocándoles dolor, no son capaces de decirlo. Hay veces que esperan que sus parejas, detecten que se sienten mal, o han tenido un mal día, y al no cumplir sus expectativas lo pasan mal.

Si es tu caso, intenta analizar si tu malestar es algo relacionado con tu forma de sentir o es algo objetivo. A lo mejor necesitas a alguien que esté más pendiente de ti, que tenga la capacidad de entender que tu eres una persona más delicada en el trato y necesitas un determinado comportamiento. O, a lo mejor, necesitas relativizar y trabajar esa sensibilidad, para aprender a gestionar las situaciones del día a día, con la importancia que realmente tienen, y no te generen un sufrimiento desproporcionado.

La tercera recomendación es controlar nuestra imaginación

El 90% de las cosas que nos preocupan, nunca suceden, ya lo sabes. Muchas veces pensamos en cosas que nos producen dolor, que sólo son fruto de nuestra imaginación, pero que tienen un impacto enorme en nuestra mente y en nuestra emoción.

Pensamientos del tipo : “seguro que se lo pasa mejor con sus amigos, por eso no quiere salir conmigo”, “pasa de mi, le da igual cómo me sienta”, “parece que no tiene hijos, no sabe nada de ellos”…Nos intoxicamos a nosotros mismo de una realidad que nos pone alerta y nos hace daño, y seguramente nuestra realidad no es así. La mayor parte de estos pensamientos y diálogos internos, son fruto de inseguridades, de miedos, de tristezas, pero no son reales.

Algo muy útil, para hacer que tu pareja funcione, también es aprovechar los momentos, donde la relación atraviesa una buena etapa, tranquila, para expresarle al otro, los motivos por los que continúa en la relación, cuáles son esas cosas que me enamoraron de la otra persona, y continúan uniéndote a ella. Puedo hacerlo a través de una carta, un audio de whatssap, un nota en el móvil, un mensaje. Esto, nos sirve de reafirmación en los momentos malos, cuando nuestros pensamientos negativos nos alejan del otro. Es un bálsamo para nuestros peores momentos que nos ayuda a serenarnos

Otro aspecto que hace que una relación funcione, es el poder de los detalles. Al amor hay que cuidarlo y alimentarlo de detalles, demostraciones de afecto como besos, abrazos, caricias, palabras bonitas, momentos especiales, sorpresas.

Cuando uno no sabe tener detalles, no sabe expresar el cariño, o su pareja padece est incapacidad para expresar, llamada Alexitimia, pone mucho más difícil que la relación funcione. La persona con alexitimia, da por hecho que su pareja ya sabe lo que siente por ella, no tienen la necesidad de expresarlo. Pero esto, para la otra persona es muy frustrante.

Hay veces que en terapia se enseña a las personas a saber expresar las cosas bonitas, a que pierdan el miedo a expresar sus sentimientos y estas situaciones de intimidad no las vivan con tanto incomodidad.

Es necesario, para que una relación funcione, que se hable de lo bueno y bonito que sucede día a día, que se expresen las emociones positivas que se experimentan, que compartamos con el otro nuestras alegría y felicidad,

Otra punto para que la relación funcione, es ser amables con nuestra pareja, tratar al otro desde el amor, con cariño. Es habitual, que nos pasamos todo el día aparentando y esforzándonos por tratar bien a todo el mundo, y llegamos a casa y explotamos de forma desagradable, con quien se supone, que queremos y de hecho, hemos elegido.

La paciencia, es otro de los aspectos, necesarios para que una relación funcione. Conocer a la persona que es nuestra pareja y respetarle en sus tiempo. No demos por hecho que tiene que hacer cuando yo espero y cómo yo espero. Aceptémosle y respetémosle.

Practica el perdón. No tengas miedo a hacerlo. El rencor no hará que te sientas mejor a la larga.

Y por último, hay algo que es muy importante. Es conocer a mi pareja, saber cómo es realmente su personalidad y conocer cómo se va a sentir y comportarse cuando esté dolido, o en una situación de estrés. Interesarme, por lo que realmente molesta a mi pareja, porque quizá yo pueda ayudarle a que se sienta mejor y con ello, hacer que la relación de pareja funcione.

¿Es posible superar una infidelidad?

¿Es posible superar una infidelidad?

Aunque aparentemente, podría parecer que la mayoría de nosotros estaríamos de acuerdo en lo que entendemos por infidelidad, la realidad es que por nuestra experiencia como profesionales, y en base a lo que los pacientes nos trasmiten, no todos pensamos lo mismo acerca de esto. Para algunas personas, sólo existe infidelidad cuando hay sexo fuera de una relación de pareja. Otros, por contra, el sexo online, ya lo consideran infidelidad. Algunos consideran que chats de tipo erótico con terceras personas ya es una infidelidad, y para otros, tienen que haber varios contactos con la tercera persona para considerarse infidelidad, ya que entienden como algo normal, un encuentro esporádico en el que no hayan sentimientos implicados. El punto en común que comparten la mayoría sería que uno de los miembros de la pareja siente traicionado en el pacto de exclusividad que existía entre ambos.

La infidelidad es una de las causas de crisis y ruptura de pareja más frecuentes en consulta. De los últimos datos recogidos en España se estima que en torno a un 35% de los hombres y un 26% de las mujeres en edades comprendidas entre 18 y 65 años, son infieles

El descubrimiento de una infidelidad implica un torbellino de emociones en la pareja. En casi todos los casos, la crisis que experimentan consecuencia de la misma, conlleva mucho sufrimiento a las personas implicadas. Evidentemente, las emociones experimentadas por cada una de las partes son diferentes. La persona que ha sido traicionada vive todo un torbellino emocional que puede contener rabia, deseos de venganza, tristeza, dudas acerca de su percepción del mundo, la duda obsesiva, pérdida de autoestima, sentimientos de inferioridad, las comparaciones (¿que encontró en la otro/a que yo no tengo?).

La persona que ha sido infiel experimenta en algunos casos sentimiento de culpa, vergüenza, remordimiento, arrepentimiento. En otros casos, sucede lo contrario, ya que el que ha traicionado expresa frialdad, niegan la situación, ausencia de empatía, le quitan importancia a la situación, tratando de normalizarla, e incluso, culpan a la pareja por no haber cumplido sus necesidades. En estos casos, cuando infiel no está mostrando ningún indicador de contactar con el dolor que está pasando la otra persona, la relación tendría muy mal pronóstico,.

¿Una infidelidad se puede superar?

Siguiendo la línea de lo que estamos describiendo en estas líneas, depende de diversos factores. En algunos casos si se logra superar, pero con mucho compromiso, esfuerzo y honestidad por las partes.

Los factores que suelen influir y que determinan la viabilidad futura de la pareja son:

1. La gravedad con la que la parte afectada vive la infidelidad. Aquí entran en juego dos aspectos. La gravedad subjetiva, partiendo de las creencias que la persona tenía de la infidelidad, y la gravedad objetiva medida en cantidad, intensidad y tiempo de la infidelidad. En este sentido, es diferentecuando se trata de en un hecho puntual donde sólo ha habido un encuentro sexual, o si, por el contrario, la infidelidad se trata de una relación duradera en el tiempo que ha implicado una doble vida, y muchos engaños.

2. La responsabilidad asumida por la parte infiel. Este factor es el más importante para que una pareja se pueda recuperar. El compromiso de la persona que ha sido infiel en reconocer su parte de responsabilidad y su voluntad de ayudar a reparar el daño causado en el otro. Si la persona lo niega, o le quita importancia, sería momento de plantear la separación como opción para el bienestar de ambos

3. El momento por el que la pareja atraviesa cuando se da la infidelidad es un factor fundamental también para reconducir la relación. Si la pareja, tras buscar los posibles problemas que pudieran existir, detectan y están de acuerdo, que la relación no se encontraba en el mejor momento, que existían carencias y aspectos a mejorar, existen más probabilidades de que la pareja supere la infidelidad y que además la relación salga fortalecida de ella

4. El paso definitivo para superar una infidelidad es el perdón. Pese a todo lo hablado, si la persona afectada no es capaz de superar la rabia y perdonar, la relación terminará por romperse. Aunque los tres factores anteriores dieran en positivo, si este último no se dá, el esfuerzo por parte de la persona infiel, no resultaría en poder continuar con la relación. La persona que se siente traicionada, debe ser capaz de cerrar capitulo y perdonar para siempre.

¿Qué nos sucede con una ruptura de pareja?

El dolor que genera una ruptura sentimental, es como un huracán de emociones que desordena nuestra vida y nos deja totalmente devastados. Al igual que las relaciones, las rupturas son diferentes, y dependiendo de cómo haya sido la relación, cómo se haya producido la ruptura, los motivos, etc, se vivirá de una manera u otra. Lo que está claro es que, dependiendo de cómo la gestionemos, así se producirá el proceso de recuperación.

¿Cómo nos afectan las rupturas amorosas?

Cuando experimentamos una ruptura, suceden cosas en nuestro cerebro y en nuestro cuerpo. Ambos reaccionan como si se estuviera produciendo una pérdida de un ser querido, un duelo. Por ello, al activarse las áreas del apego, sufrimos añoranza y sensación de vacío. Con la ruptura, nuestro sistema emocional se pone patas arriba y ello provoca un amplio abanico de emociones. Las más comunes son la tristeza, la rabia, la confusión y la sensación de pérdida.

Además, experimentamos niveles de estrés más elevados, lo que genera que no durmamos bien, perdamos el apetito, tengamos problemas de concentración, sintamos fatiga mental, cualquier cosa se nos hace un mundo. Otra sensación muy común es la confusión, ya que, no podemos entender o explicar aspectos de la ruptura. Nos sentimos además frustrados y con rabia hacia la otra persona.

Sin embargo, a pesar de esta avalancha de emociones y de la intensidad de las mismas, la resiliencia humana, hace posible una recuperación sana, de la que podemos salir reforzados. Los motivos concretos de por qué somos capaces de salir hacia adelante en momentos de crisis vital.

¿Cuáles son estos motivos?

  • Capacidad de adaptación de las personas: Es un mecanismo de supervivencia que nos permite aceptar las nuevas circunstancias y aprender a vivir en un nuevo entorno. Cuanto mayor sea nuestra flexibilidad, mejor será el proceso de mejoría. Por ello, en la medida que pasan las semanas y los meses, nuestras emociones son menos intensas y van dejando paso a otras más útiles, que nos permiten seguir hacia adelante.
  • Aspecto muy importante: el apoyo de los nuestros: En estos duros momentos, sentir la comprensión de personas queridas, es un amortiguador para nuestro dolor. Además, expresar nuestros sentimientos tienen un doble beneficio, por un lado nos alivia y por otro, escucharnos nos da una perspectiva distinta a cuando sólo lo pensamos. Relacionarnos, además disminuye la sensación de vacío y soledad, y nos ayuda a salir hacia adelante
  • El aprendizaje, salir de nuestra zona de seguridad: Cualquier experiencia de crisis, se puede convertir en una oportunidad que nos permita desarrollarnos como personas. Una vez vencemos el miedo, y la tristeza va disminuyendo, nuestra percepción de la realidad cambia, y nos permite analizar lo que fallo en la relación, y qué aspectos podemos mejorar para nuestro futuro.

Cabe decir que, el proceso de recuperación, no es fácil, y dependerá de cada persona. En cualquier caso, no es una mejoría lineal, se producen retrocesos, ante los que no hay que desesperar.

¿Qué ocurre si no somos capaces de aceptar la ruptura y superarla?

En algunos casos, las personas se quedan estancadas en alguna de las fases del duelo y no logran superar la ruptura. Evidentemente, esto genera consecuencias a nivel mental, físico, e incluso laboral, familiar y social. Por ello se puede derivar en:

  • Estados depresivos: Cuando la persona no es capaz de aceptar la nueva situación, se instala en la tristeza y no querer ver la oportunidad que se le presenta tras la ruptura. Por ello se centra más en el «¿por qué ocurrió la separación?», en lugar de centrarse simplemente en «qué ocurrió» y «qué se puede hacer» a partir de ahí para estar mejor. Por ello, no le interesa nada de lo que sucede, todo lo ve de color negro y pasa de la tristeza a la rabia, sin disfrutar de nada de lo hay a su alrededor. Cuando esto se perpetúa en el tiempo, deriva en una depresión, de la que para salir podría necesitar ayuda profesional.
  • Problemas de inseguridad y baja autoestimaEn casi todas las rupturas de pareja nuestra autoestima se ve afectada. La lectura que solemos hacer en una separación es la de no haber sido capaces de hacer que la relación funcionara. La persona lo vive como un fracaso absoluto, emocionalmente hablando. Se entra en un bucle de pensamientos que gira a la idea de no haber sido lo suficiente, no haber hecho esto o aquello, en definitiva de culpa, y esto deriva en inseguridad y falta de confianza en uno mismo. Si la relación ha sido duradera, se suma el miedo a volver a tener que encontrar pareja. Se tiende a pensar que ya no se encontrará a nadie que merezca la pena para compartir la vida. la consecuencia de pensar así, es una falta de confianza en uno mismo, que puede afectar a las relaciones con los demás.
  • Estados de ansiedad: Enfrentarse a una nueva situación, genera un cambio importante, frente a la estabilidad con la que se contaba en pareja. Aunque la relación fuera mal, uno sabía a lo que se atenía. Ahora, todo es incertidumbre, y esto genera estrés en la mayoría de las personas. La preocupación de cómo será tu vida a partir de ahora, puede provocar un miedo intenso, que de lugar a crisis de ansiedad.
  • Problemas en futuras relaciones: Si no gestionamos bien el proceso de pérdida, puede que arrastremos un lastre emocional a futuras relaciones. Por ello, es muy importante curarse, antes de iniciar algo de nuevo. Para que una nueva relación funcione, hay que asegurarse que vamos vacíos de equipaje. El peso de lo que haya vivido en un pasado, tiene que quedarse atrás. Lo que pasó, pasó. Nuestros miedos e inseguridades pueden estropear una buena relación.

Decálogo para afrontar una ruptura de pareja

Decálogo para afrontar una ruptura de pareja

Cuando nos separamos de alguien que ha sido importante para nosotros, independientemente del amor que quede, de los motivos de la ruptura, de quién haya decidido poner fin a la relación, y de muchas variables más, siempre es un momento complicado, no fácil de afrontar. Tanto cuando nos toca vivirlo en primera persona, como cuando es un ser querido quien lo está pasando, necesitamos conocer, la mejor manera de afrontar estos duros momentos, para que la recuperación sea saludable y no nos genere otras consecuencias a largo plazo.

Por ello, de modo muy resumido, y sencillo, te dejo por aquí, 10 recomendaciones que te pueden ayudar a saber, cómo gestionar una separación.

1. Date tiempo.

La famosa frase de «el tiempo lo cura todo», no es del todo cierta, pero lo que si que es verdad, es que necesitamos tiempo, para poder poner en marcha acciones que nos permitan sentirnos mejor. Así que, en este caso, el tiempo, no es suficiente, pero sí es necesario, para recuperarte de una separación. El proceso de mejoría se va a ir produciendo poco a poco, no estarás bien de un día para otro. Además, la recuperación tienen altibajos, no es un proceso de mejoría que va siempre en ascenso. Darás tres pasos hacia adelante y una hacia atrás. Por ello, no desesperes, ya que la intensidad del dolor irá disminuyendo, empezarás a tener más momentos buenos cada vez, y la sensación de falta de control irá disminuyendo para dar paso a un aumento de tu confianza. Por otro lado, es muy importante que tengas en cuenta que cada persona tienen su ritmo, y que evidentemente, no todas las rupturas son iguales. Así que respeta tu ritmo y no te culpes por no estar mejor.

2 . Muy importante. Establece límites de contacto o contacto cero.

Si es posible, al principio, es recomendable establecer cero contacto con tu expareja. Esto te facilitará el proceso de recuperación. Aunque tu inercia te lleve a querer hablar una vez más, a necesitar decirle otra vez lo que sientes, a volver a pedir una última explicación, oblígate a no llamarle. Por otro lado, a la inversa, tendría que suceder lo mismo. Sé fuerte y no contestes a sus llamadas. Si previamente le has pedido que respete ese límite, no te sientas culpable por ello. Si es imposible el contacto cero, porque haya niños, u otras circunstancias que lo impidan, reducir el contacto a lo estrictamente necesario, y hablar sólo de los temas que realmente haya que tratar. El contacto con la expareja, sólo remueve emociones y enlentece la mejoría.

3 . Permítete sentirte como te sientes.

Cuando experimentas la pérdida, la consecuencia directa es sentir una avalancha de emociones. Aunque querrías sentirte de otra manera y controlar tus emociones, te resulta muy complicado. Por ello, en estos momentos, te tienes que permitir sentirte así, simplemente como te sientas. Si te apetece llorar, llora, si sientes ira, enfádate, si sólo nace pena en ti, déjala salir. Si tratas de bloquear estas emociones, sólo alargarás el proceso de recuperación. Ahora bien, permitir que tus emociones estén ahí sin sentirte culpable por ello, no significa que te recrees en ellas. Siéntelas y dales salida, pero no las refuerces pensando de modo circular en lo que te pone triste, ni refuerces la rabia. Esto tampoco te ayudará.

4 . Rodéate de personas queridas. Busca su apoyo.

Hablar con personas de confianza te ayudará a sentir cierto alivio. Notar la comprensión de los tuyos, hará que sientas una mayor seguridad. Por otro lado, cuando nos escuchamos al expresar en voz alta lo que sentimos, también nos ayuda a nosotros mismos a percibir la situación desde fuera y nos proporciona una mayor claridad mental. Para gestionar bien tus emociones, es necesario que las puedas enfriar un poco, y la ayuda de amigos y familiares será fundamental. Si sientes que no puedes contar con nadie en ese momento, siempre puedes acudir a un profesional, que te ayudará, sin duda, a superar estos difíciles momentos.

5. Cuídate.

Cuidarse en estos momentos, será vital para poder afrontar la ruptura. Ponte la primera de la lista en tus prioridades. Cuídate por dentro y por fuera. Pon atención a una buena alimentación, haz ejercicio físico, si no te gusta el deporte, sal a dar largos paseos, y sobre todo, descansa y pasa tiempo contigo mismo. En estos momentos, mímate. El cuidado y amabilidad que usarías para un ser querido, dedícatela a ti mismo. La compasión hacia ti, en estos momentos del proceso, es otra llave a la mejoría.

6. Desde la calma, permítete pensar sobre la relación.

Eso de que «las prisas no son buenas», en este proceso cobra realidad. Necesitas tiempo para pensar en la relación que has vivido, qué aprendizaje puedes hacer de lo que ocurrió, lo que te ha a portado la experiencia de pareja, y lo que te has permitido perder. Viene muy bien hacer un ejercicio de agradecimiento y perdón, es decir, pensar acerca de todo aquello que te tienes que agradecer con respecto a la relación y todo aquello de lo que te tienes que perdonar. Pon el foco en ti. Tu lectura acerca de la relación será totalmente distinta, si la enfocas desde el punto de vista del amor, es decir, piensas en lo que puedes recoger del tiempo invertido, o desde el miedo, que sólo te llevará a tener la sensación de haber perdido el tiempo. Si la relación no ha funcionado, el análisis para futuras relaciones te ayudará a identificar tus necesidades reales y qué esperas de lo que ocurra en un futuro. Tómate esta experiencia para crecer, para liberarte de lastres y abrir la puerta a nuevas experiencias. No permitas que el miedo te paralice.

7. Mantén la motivación alta. Márcate objetivos.

Siguiendo la línea de lo anterior, céntrate en marcarte objetivos personales en tu nueva vida, enfócate en esa persona que te gustaría ser, en la vida que te gustaría tener. Es una oportunidad para centrarte en tu desarrollo personal, profesional, social…Fija metas a corto plazo, medio y largo plazo. Con metas, no hablamos de grandes cosas, simplemente incorporar a tu vida hábitos que te hagan sentir bien, comenzar a practicar actividades que te aportarán conocimiento, o disfrute, o relaciones. Aunque al principio cuesta un esfuerzo muy grande, continúa haciéndolo. Te sorprenderá lo rápido que tu mente se adapta al cambio.

8. Agradece cada día.

Mira la vida desde el agradecimiento. Si nos centramos en lo que no tenemos, en lo que nos falta, en la comparación con el otro, sólo conseguiremos un enfoque de escasez en nuestra vida, y nuestras emociones se tornarán en tristeza, frustración y rabia. Si por el contrario, te enfocas en una visión de partir de todo lo que tienes, y en las posibilidades de mejorar, la perspectiva cambia. No se trata de mirar un mundo de color rosa. Se trata de ser realista y poner en una balanza lo que tenemos. Pensar en lo que ha ocurrido como una oportunidad, no como en un fracaso. Agradece cada día, como antídoto a las emociones negativas

9. Atrévete a experimentar cosas nuevas.

Aunque en estos duros momentos no te apetezca hacer nada, el aprender habilidades nuevas mejorará tu autoestima. No te dejes llevar por la creencia que la motivación va antes de la acción. «Cuando me apetezca lo haré». Es un gran error. Si queremos crear motivación, tenemos que tener acción. Aunque no me apetezca ir a jugar al padel, por ejemplo, iré a jugar, porque esto provocará que me apetezca.

10. Si lo necesitas, busca ayuda profesional.

Llegados a este punto, si crees que solo/a te resulta muy difícil gestionar tus emociones, y no puedes afrontar tu día a día con efectividad, busca ayuda profesional. Es una opción que está ahí para ayudarte, para guiarte por el camino de la recuperación sana.

Etapas de una Relación Tóxica

Etapas de una Relación Tóxica

Aunque identificar una relación tóxica desde fuera, nos pueda resultar muy fácil, cuando alguien comienza una relación, nunca piensa que será perjudicial para su salud. La relación suele empezar de modo muy positivo, y por ello, las personas deciden continuar en ellas. No creo que exista nadie que, sabiendo que la relación no evolucionará de modo sano para uno, decida continuar para averiguar qué sucederá.

Sobretodo, al principio de las relaciones, las personas nos dejamos llevar por ideas que nos muestran la realidad que nos gustaría, e incluso cuando sucede algo, que contradice o no cuadra con esas ideas, lo justificamos, lo desechamos o lo ignoramos simplemente. Hay que tener en cuenta, por otro lado que sea una relación de pareja o no, en el inicio, la mayoría de nosotros nos mostramos con una actitud prudente, tratamos de agradar al otro y de ocultar lo que sabemos que no gustará.

En las relaciones sentimentales, la fase de enamoramiento, lleva implícitas una serie cambios en nuestra bioquímica, que también producen cambios en nuestra manera de pensar y sentir, y esto nos hace más difícil todavía identificar, cuando una persona será tóxica para nosotros.

En relación a todo lo que estamos contando, se suceden las diferentes etapas de una Relación Tóxica.

⦁ Primera Etapa: Idealización

La fase de Idealización coincide con la fase de enamoramiento. Como acabamos de describir, en este momento, nuestro cerebro trata de percibir la realidad que nos gustaría. La falta de conocimiento del otro, justifica muchos de sus comportamientos, y nuestra mente se encarga de que sólo nos fijemos en lo que corrobora nuestra idea de pareja ideal, y desechemos o no le demos importancia a lo que pueda no encajar en la imagen de nuestro amor deseado. Además, de los cambios bioquímicos que se producen en nuestro cerebro, la influencia de la cultura, e ideas de amor romántico que nos hayan transmitido en nuestra educación o presentes en la cultura, también son de vital importancia para tolerar ciertos comportamientos y actitudes que desde fuera verías claramente como incorrectos, y no defenderías. .

⦁ Segunda Etapa: Devaluación

Una vez pasada la etapa de idealización/enamoramiento, ya estás implicado/a en la relación absolutamente. La percepción incondicionalmente positiva a desaparecido y deja paso a la conciencia de lo insana de tu relación. La relación ha avanzado y te has metido de lleno. La situación pasa de ser de color de rosa a ser a un tono gris, donde nunca se sabe cuándo vendrá la crítica, el conflicto o el reproche. En este punto se pueden dar básicamente dos caminos, que ambos miembros de la pareja opten por la misma actitud tóxica, o que uno de los dos, trate de evitar el conflicto y se someta al otro, con la esperanza de hacerle cambiar. Sin embargo, esto no ocurre y la autoestima se va deteriorando cada vez más, acentuándose los papeles de persona dominante y persona dominada.

⦁ Tercera Etapa: Explosión 

Pasado un tiempo, pueden ser meses, años, queda claro que el amor no es suficiente para que una relación funcione. Las dinámicas tóxicas son una constante y la relación cobra esa identidad. En la mayoría de los casos, los miembros de la pareja tienen normalizados sus hábitos tóxicos y creen que no es para tanto. En este momento, el miedo y la inseguridad han aumentado, y se siente una incapacidad enorme de cortar la relación. Si ambos optaron por la hostilidad, los dos estarán metidos en el mismo bucle de control sobre el otro. Pero si se produjo el patrón más frecuente, donde la relación está desequilibrada y uno de los dos está claramente manipulado por el otro, puede que haya empezado a pensar que su relación no es sana ni tiene por qué aguantar ciertas cosas.

⦁ Cuarta Etapa: Reconciliación y vuelta a empezar

Una vez que la relación llega a este punto, puede que empiecen a aforar emociones como la culpa, arrepentimiento, y haya un ligero cambio de actitud para provocar un acercamiento al otro y una reconciliación. Muchas parejas en lugar de reconocer que tienen una relación tóxica, creen que tienen crisis de pareja, y todos los comportamientos están justificados en ese encuadre de crisis. Independientemente de cómo la pareja quiera llamar a su situación, lo ideal es que, cuando surgen estos sentimientos, se pida ayuda profesional, para poder reconducir la relación por un camino más sano. Si no es así, la probabilidad de volver a iniciar el bucle tóxico, es muy alta.

En algunas ocasiones, es el momento en que uno de los dos, decide poner punto y final a la relación. Momento en el que también es recomendable pedir ayuda profesional, ya que aunque la decisión uno la toma con seguridad, el momento de vulnerabilidad aparece tarde o temprano y hay riesgo de volver a la relación. Otro de los motivos por los que también es positivo pedir ayuda profesional, es para asegurarnos no volver a repetir esos patrones disfuncionales en futuras relaciones.

Rabietas

Rabietas

Las rabietas forman parte del desarrollo evolutivo normal de un niñ@. Sin embargo, es uno de los temas más frecuentes que los papas plantean en consulta. Para la mayoría de los papás, es algo incontrolable y que genera un gran desconcierto. Les preocupa no poder controlarlas y no estar haciendo las cosas bien con sus pequeñ@s

Las rabietas que forman parte del desarrollo normal de un niño, suelen darse entre los 1 y los 5 años, teniendo su máxima expresión entre los uno y los 3.

Las rabietas son la forma que tienen los niños de expresar sus emociones. A nivel evolutivo, no están preparados para aceptar que sus deseos no se cumplan de forma inmediata y tampoco cuentan con mecanismos o herramientas para poder expresar lo que sienten de otra manera. Si nos paramos a pensar ¿Cómo podría un niño de un año de edad, que aún no sabe ni hablar, manifestar sus descontento con algo? La frustración, la rabia, el estrés, el miedo incluso, lo expresan de esta manera.

Si partimos de este punto, es decir, que las rabietas son una expresión normal de las emociones, y que el niño lo hace de este modo porque no sabe hacerlo de otro, llegaremos a la conclusión que, están desprovistas de cualquier intencionalidad. En los niños pequeños, no hay intención de generar un malestar a sus padres cuando tienen una rabieta. Sin embargo, en niños más mayores, puede haber un componente aprendido, ya que hayan observado en repetidas ocasiones, que con sus rabietas consiguen lo que quieren, sea a nivel emocional o cualquier cosa que deseen en ese momento.

La terapia con los padres, en este caso, consiste en proporcionarles pautas para que puedan acompañar a sus hij@s en esta fase sin sentirse culpables ni incómodos cuando las rabietas se den. Hay que tratar que establezcan una relación sana con sus hijos, y entiendan que es una fase donde tienen que entender a sus hijos, para que su desarrollo emocional sea óptimo. No hay que tratar de evitar las rabietas, son necesarias para el desarrollo cognitivo y emocional de los niños. Hay que gestionarlas desde el amor y la comprensión.

Quizá, algunos papás que estén leyendo esto, piensen que desde el papel y la teoría todo suena muy fácil, pero que, cuando un niño te monta una rabieta en medio de la calle, o en un restaurante, es muy difícil controlar los nervios. Muchos papás, tienen miedo al qué dirán, a lo que pensarán los demás, acerca de su labor como padres. Por ello, ceden a la emoción del niño, dándole lo que desea en ese momento para que la rabieta termine cuanto antes. Otros papás, directamente, prefieren no salir con sus hijos, para evitar la situación.

En ningún momento, hemos mencionado que esto sea fácil. Se puede convertir en una etapa agotadora y donde el estado emocional del adulto también se resienta. Por otro lado, dependerá del temperamento que tenga cada niñ@.

En cualquier caso, hay que armarse de paciencia y saber que es una etapa que pasará, y si uno se siente desbordaoo e incapaz de poder gestionar esta etapa, puede pedir ayuda profesional, que siempre vendrá bien para, por un lado, saber qué hacer con las emociones de los niñ@s y las rabietas, y por otro, como gestionar las nuestras, como adultos.

Si estás leyendo estas líneas, seguramente te sea de ayuda lo que te cuento a continuación.

  • La primera recomendación que te puedo dar es, partir de que tu hijo está teniendo una emoción negativa, con lo que sería positivo tratar de entender qué le ocurre, por si fuera posible solucionar aquello que le hace sentir tan mal.
  • Resulta muy útil, verbalizarle al niño la emoción que nosotros creemos que está sintiendo, para que ellos también normalicen la emoción y entiendan qué les está pasando. Por ejemplo, » creo que estás muy enfadado…»,»veo que estás muy muy rabioso».
  • Mostrarse tranquilos y relajados para trasmitirles calma, y no contagiarnos de la emoción del niño. Si perdemos la paciencia, gritamos, o le negamos al niño su emoción, conseguiremos el efecto contrario. Puede que agudicemos su rabieta, o lo que es peor, que la estemos reforzando negativamente para veces posteriores.
  • Por ello, en ningún caso, elevar la voz, ni gritarles, ni insultarles, ni que decir tiene, pegarles.
  • Si su emoción es muy intensa, y la rabieta es desproporcionada, es recomendable apartar al niño del escenario donde se encuentre, abrazarle, aunque en principio el se resista y tratar de que exprese su emoción acompañado y desde el amor. Contenerles físicamente funciona para relajarles y protegerles de que se hagan daño o se lo puedan hacer a los demás.
  • Acompañarles en todo momento. Aunque estemos tentados a mandarles a su habitación, o a ignorarles, no es efectivo. Cuando son pequeños, lo que conseguiremos dejándoles solos es agudizar su emoción, ya que se sentirán abandonados, y creéme, no les servirá para reflexionar. No son conscientes de lo que les ocurre ni de lo que están provocando ¿qué van a pensar entonces?
  • Por último, pero muy importante, ser respetuosos con nuestros pequeños, tratando de cuidar su dignidad, y ser flexibles con sus limitaciones. Recuerda, no tiene mala intención, no es un tirano, no lo hace por fastidiar, no es nada personal, y tampoco busca manipularte ni chantajearte emocionalmente.

PSICÓLOGA INFANTIL EN MOLINA DE SEGURA, MURCIA

Educación consciente y crianza respetuosa

Educación consciente y crianza respetuosa

Pese a estar en la era de la información y haber al respecto miles de libros publicados acerca de la crianza de los hijos, información gratuita en internet, incluso vídeos con recomendaciones, consejos de familiares, profesionales de la salud, de la educación…, quizá sea el momento, donde muchos padres se sienten más perdidos en la educación de sus hijos y abrumados por el exceso de datos al respecto que existe a su alrededor.

Lejos de estar seguros con el estilo de crianza de sus hijos, muchos padres se sienten muy inseguros, al no saber manejar los cambios continuos que sufrimos en la sociedad.

Para no perder de vista lo realmente importante, me gustaría dejarte por aquí, algunas indicaciones para que practiques una educación totalmente consciente con tus hijos:

  • Acepta todas las emociones de tu hijo, su tristeza, frustración, rabia, al igual que su alegría, conformidad y confianza. Es necesario escucharles y darle a sus emociones la importancia que para ellos están teniendo en ese momento. Ayúdales a normalizar las emociones y a que se sientan libres de poder expresar cómo se sienten.
  • Dedícales cada día un ratito de tu tiempo. Es importante la cantidad, pero sobre todo la calidad de ese tiempo, que cuando estéis juntos, estés al cien por cien con él. Comparte actividades, juegos, conversaciones, y trata de participar pero no de dirigir su juego. No le juzgues cuando se anime a contarte algo.
  • Exprésale afecto físico. Tócale, abrázale…no por dar mucho amor le vas a malcriar, todo lo contrario. Los entornos donde hay afecto, generan seguridad en los niños.
  • Tan importante es que cuides de ellos, como que cuides de ti. Si sientes que te estás sacrificando por ellos, el resentimiento se dejará ver. Sé sincero contigo mismo, y cubre también tus necesidades. Si te quieres a ti mismo, tendrás mucho más amor que dar a tus hijos.
  • No por decirles todo el tiempo lo que hacen mal, tus hijos van a mejorar. Motívales a conseguir sus logros, estimúlales a que aprendan, sin juzgar el resultado.
  • Se consciente que no podrás adivinar los errores que cometerá, los problemas que tendrá o los conflictos a los que se enfrentará. Puedes ayudarles dotándole de herramientas y protegerles de peligros reales, pero no evitarás que se tenga que enfrentar. No soluciones los problemas de tus hijos, ayúdales a que los resuelvan ellos
  • Evita controlar a tu hijo con castigos, premios o chantajes. Ofréceles una realidad donde los límites         estén marcados y sean razonables, donde todos sientan que son tenidos en cuenta. Que la propia estructura establecida genere un clima colaborativo donde todos ganan
  • Es muy importante que tomes consciencia de tus propias emociones y de tu propio dolor, para no proyectarlo en tus hijos. Lo que tu viviste en tu niñez, que te sirva como motor para mejorar la crianza de tus hijos, pero no para trasmitirle tus desgracias
  • Adapta la realidad que ofreces a tus hijos a su edad. Motívales con cosas que realmente les estimulen y marca normas que se adecuen a su madurez. Respeta el ritmo de ellos, no quieras que ellos se adapten a ti.

Trastorno Obsesivo Compulsivo Infantil

Trastorno Obsesivo Compulsivo Infantil

El Trastorno Obsesivo Compulsivo Infantil, no es tan conocido como en adultos, pero se manifiesta prácticamente del mismo modo y limita la vida del niño o del adolescente e interfiere en su día a día, como sucede en la vida de los adultos

El Trastorno Obsesivo Compulsivo Infantil (TOC infantil),consiste en la presencia de obsesiones y compulsiones. Las Obsesiones son pensamientos intrusivos, involuntarios y persistentes, que generan un grado de preocupación y angustia en el niño o adolescente por su contenido, ya que les alertan que algo malo podría suceder. Pese al esfuerzo de no pensarlo, a la persona le resulta imposible, eliminarlos de su mente. Las compulsiones son acciones, comportamientos o rutinas que se realizan en un intento de aliviar la angustia que generan las obsesiones.

Un ejemplo de obsesión en un niño puede ser pensar que algo malo puede sucederle a algún miembro de su familia. El pensamiento va acompañado de una emoción de miedo tan intensa, que provoca que el niño sienta que ese pensamiento podría hacerse realidad. La compulsión de este niño podría ser el asegurarse continuamente que su familia está bien, incluso intentar evitar que hicieran cosas que para él pueden ser fuente de peligro, como por ejemplo viajar.

El TOC suele comenzar entre los 7 y los 10 años.

Afortunadamente, el TOC se puede tratar. La terapia cognitivo-conductual se ha demostrado ser efectiva con adultos y niños.

Lo primero con lo que nos encontramos cuando un niño padece de una preocupación excesiva, es realizar un buen diagnóstico diferencial, para no confundir el TOC, con una ansiedad de separación o un trastorno de ansiedad generalizada.

Una vez que el diagnóstico es claramente de un Trastorno Obsesivo Compulsivo, lo primero es explicarle al niño lo que le ocurre, adaptando la explicación a su edad para que lo pueda entender y tranquilizarle al mismo tiempo.

Una técnica que funciona bastante bien con niños, es lo que conocemos como «externalización», explicarle al niño que hay algo como por ejemplo un ser posado en su hombro, que le genera esas preocupaciones. Podemos usar, dependiendo de la edad del niño y sus preferencias en ese momento, diferentes personajes que sean sus ídolos de películas, series, comic, etc. Podemos crear un pequeña historia donde ese personaje posado en su hombro, cuando se entusiasma con algo, habla sin parar, y nosotros tenemos que aprender a relajarlo. Si el niño es más mayor, podemos utilizar la metáfora de que nuestro cerebro es como un ordenador, y hay una parte de él con un virus que cuando ataca, nos genere preocupaciones. Y nosotros, cuando eso sucede, tenemos que poner en marcha un antivirus o cortafuegos.

El niño tiene que entender que las obsesiones no forman parte ni de la realidad ni de su identidad. No forma parte de su persona y a su contenido no hay que darle credibilidad.

Una vez que ha entendido lo que son las obsesiones, hay que intentar identificar las compulsiones que utiliza para quedarse tranquilo, ya que habrá que explicarle, que no son realmente efectivas y tendrá que aprender otras herramientas o formas de tranquilizar al personaje o de poner en marcha el antivirus.

Las compulsiones más comunes son: la argumentación lógica o razonamiento, confirmación, reaseguración, repetición, orden, limpieza, evitación y rituales supersticiosos.

Ansiedad Infantil: los niños también padecen ansiedad.

Ansiedad Infantil: los niños también padecen ansiedad.

La ansiedad infantil es más frecuente de lo que podríamos imaginar. Los niños, al igual que los adultos, también padecen ansiedad. Sin embargo, puede pasarnos desapercibida a los adultos.

La ansiedad es una emoción de miedo, que como cualquier emoción, cumple una función para el ser humano. En concreto, el miedo nos alerta de posibles amenazas para preservar nuestra supervivencia, o de situaciones nuevas de las que aún no sentimos control.

La ansiedad infantil se considera patológica, y por tanto, recomendable tratarla, cuando es excesiva para lo esperado en la etapa de desarrollo o edad del niño, perdura en el tiempo y no parece mejorar pese a los esfuerzos de niño por no sentirla.

Cuando mencionamos que el miedo dura más de lo esperado para la edad del niño, nos referimos a que en ocasiones los miedos evolutivos, que son naturales y suelen remitir de modo espontáneo con la maduración del niño, persisten y pueden derivar en una ansiedad patológica. Aunque en la mayoría de los casos, suelen ser miedos leves y no persisten con el paso del tiempo, tales como el miedo a la oscuridad, a ciertos animales, ruidos…

La ansiedad en los niños, al igual que en los adultos, se manifiesta a través de síntomas físicos, cognitivos y conductuales.

Los síntomas físicos, que en la mayoría de ocasiones, encierran ansiedad en niños y adolescentes son:

  • Temblores
  • Dificultades para dormir ( pesadillas o terrores nocturnos)
  • Dolores de cabeza
  • Sudoración en las manos y sensación de tenerlas frías.
  • Nausias, vómitos y quejas de dolor de barriga
  • Problemas en el control de esfínteres, en ocasiones de forma regresiva
  • Tartamudez.


Los síntomas cognitivos variarán en función de la edad de l niño y de su desarrollo cognitivo y emocional

  • Enlentecimiento del pensamiento, el tiempo que necesita para realizar sus tareas es excesivo para su edad
  • Disminución de su rendimiento escolar.
  • Tendencia frecuente a preocuparse por diferentes aspectos del día a día.
  • Anticipación catastrófica del futuro.
  • Preocupación excesiva por lo que los demás piensen de él/ella.
  • Miedo excesivo y persistente por la pérdida de las figuras de apego o de que puedan sufrir un accidente o daño.
  • Pesadillas
  • «Manías» o rituales.

Los síntomas comportamentales, también varían en función de la edad del niño o del adolescente, entre otros puede manifestarse:

  • Irritabilidad y labilidad emocional
  • Agitación, nerviosismo o exceso de actividad
  • Rabietas más frecuentes de lo habitual y sin causa aparente
  • Impaciencia
  • Aislamiento social, no quiere jugar con otros niños y evita las actividades extraescolares
  • Resistencia a ir a dormir
  • Negación a ir al colegio