La Distimia es un trastorno del estado de ánimo cuyos síntomas persisten a lo largo de años.

Para la persona que lo padece, incluso para los que le rodean, puede no padecer un trastorno clínico, ya que sus síntomas, aunque muy persistentes, son más leves que en un episodio depresivo, aunque el estado de animo deprimido en la distimia puede variar de leve a grave y moderado.

Es frecuente, que a la persona que padece Distimia se la vea como una persona muy negativa, con una visión pesimista de sí misma y de lo que ocurre a su alrededor. Le resulta muy difícil ser positiva incluso en momentos de felicidad donde las cosas van bien.

Además, las personas con Distimia, se encuentran desesperanzadas con respecto al futuro, pierden el interés por casi todo y la capacidad de disfrute también se ve mermada, además de bajar su rendimiento y productividad en su actividad diaria. Todo ello, suele afectar a sus relaciones con los demás, y tener un deterioro significativo en el ámbito académico-laboral, social y personal.

En cuanto a los síntomas del trastorno depresivo persistente (Distimia), suelen aparecer de modo intermitente a lo largo de dos años y pueden variar de intensidad

  • Pérdida de interés en las actividades cotidianas
  • Sensación de tristeza y de vacío.
  • Estado de Desesperanza
  • Fatiga y falta de energía
  • Problemas de baja autoestima.
  • Sentimiento de incapacidad
  • Indecisión
  • Dificultades de atención y concentración
  • Pérdida de eficacia y productividad
  • Irritabilidad excesiva
  • Aislamiento social
  • Sentimientos de culpa y preocupaciones por el pasado
  • Problemas de alimentación: falta de apetito o comer en exceso
  • Dificultades con el sueño

En ocasiones, pueden coexistir con un episodio depresivo mayor.

¿Por qué tiene lugar el Trastorno depresivo persistente?

En cuanto a las causas, se apuesta por un origen multifactorial, donde podemos incluir: rasgos heredados, la química del cerebro, diferencias biológicas y acontecimientos vitales.

Para su prevención, podemos tomar medidas que nos ayuden a amortiguar y frenar su aparición, tales como:

  • Aprender estrategias controlar el estrés, dotarte de herramientas de afrontamiento para aumentar tu capacidad de salir reforzado de las situaciones difíciles y crisis vitales.
  • Mantener una autoestima sana y buenas relaciones sociales
  • Si no te encuentras bien, déjate la vergüenza en el bolsillo y pide ayuda a tu familia y amigos
  • Si te resulta más fácil, puedes buscar ayuda profesional al mínimo signo de un problema para ayudar a evitar que los síntomas empeoren.
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