«Psicólogos en Murcia»
Oír hablar de la autoestima es algo muy frecuente en nuestro día a día.
Expresiones tales como:”esto me pasa porque tengo baja autoestima”, “Si tuviera una mayor autoestima no necesitaría la aprobación de los demás”, “Me gustaría ser más seguro, tener más confianza en mí mismo”, son habituales cuando algunos pacientes llegan a la consulta.
Cuando alguien tiene baja autoestima y no confía en sí mismo, tiende a juzgarse y rechazarse a sí mismo a través de la autocritica y autoreproche.
Necesita la aprobación de los demás para sentirse bien, se siente inseguro para tomar decisiones por insignificantes que sean, tiende a compararse con los demás, se tiene más dificultad para relacionarse por miedo a lo que piensen o no dar la talla, a realizar una entrevista de trabajo o intentar algo por miedo al fracaso.
Por ello, la persona va a limitar el abrirse a los demás, expresar su sexualidad, ser el centro de atención, atender a los demás, pedir ayuda, resolver problemas o emprender algo para conseguir un objetivo.
Como el juzgarse a sí mismo produce dolor, para evitarlo, la persona se culpa de lo que le pasa o se enfada consigo mismo, poniéndose excusas como modo de resolver el problema, o bien opta por el extremo contrario, se embarca en un perfeccionismo absoluto para evitar crítica y asegurarse la aprobación.
La Autoestima es algo esencial desde un punto de vista psicológico, para poder sobrevivir emocionalmente, es la valoración que hacemos de nosotros mismos en función de las sensaciones y experiencias que hemos ido teniendo a lo largo de nuestra vida.
Nos sentimos listos o tontos, capaces o incapaces, nos gustamos o no.
El concepto que tenemos de nosotros mismos, es decir, lo que pensamos acerca de nuestras cualidades, capacidades, modos de pensar o de sentir, es muy importante, de ello depende en gran parte la realización personal y nuestros logros en la vida.
De este modo, las personas que se sienten bien consigo mismas, que tienen una buena autoestima, son capaces de enfrentarse y resolver los retos y las responsabilidades que se le presentan. Por el contrario, los que tienen una autoestima baja suelen limitarse y fracasar.
Es nuestro motor o nuestro freno.
La forma en que uno se percibe así mismo puede cambiar, adquiriendo estrategias que nos ayuden a percibir la realidad de modo distinto y a sentirnos mejor, mediante la gestión eficaz de las emociones.
El cambio de estos pensamientos y sentimientos, afectará a todas las áreas de la vida, favoreciendo una Autoestima sana.