Ante la pregunta ¿Quieres que tu hijo sea feliz?, habría una respuesta unánime de todos los padres del mundo. Sin embargo, en ocasiones no parece una tarea fácil, y la mayoría no tiene tan claro cómo conseguirlo. Actualmente se dispone de mucha información acerca de cómo educar a nuestros hijos, existen escuelas de padres que imparten talleres, los medios de comunicación nos bombardean con recomendaciones de qué es lo que no hay que hacer, pero cuando llega el momento de afrontar situaciones en el día a día con nuestros pequeños, nos entran las dudas y pocas veces estamos realmente seguros de si lo estamos haciendo bien para educar a personas felices. No es raro, escuchar en consulta, a padres que les angustia no saber qué hacer ante determinadas situaciones cotidianas. Que un hijo sea feliz, se convierte en el principal motor de la vida de los padres.
Por ello, os ofrecemos unas recomendaciones para que de modo consciente, y no llevados por la «locura» del día a día, podáis hacer de vuestros hijos unos niños felices, y poder así de este modo, sentiros más seguros silenciando vuestras dudas.
- Pasa tiempo con tu hijo. No se trata de cantidad sino de calidad. Pon tus cinco sentidos en lo que te cuenta, te expresa, interactúa con él, participa en su juego de modo activo. El niño siente si realmente te interesa lo que te cuenta y si tu atención está puesta en él o en otras cien cosas.
- Edúcales en la expresión de afecto. No dudes en tocar, abrazar, besar. La cercanía y el contacto físico tienen que formar parte del día a día. no por abrazar más vas a malcriar. El afecto siempre es la mejor recompensa.
- Acepta que tu hijo tiene emociones. Los niños son personitas que vienen con todo el abanico de emociones en su equipaje. Por ello, se sentirán tristes, rabiosos, frustrados, al igual que felices y satisfechos. No trates de evitar que expresen sus emociones, anímales a ello, sin juzgarles, y sólo acompáñales en este proceso.
- Anticípate a los peligros reales que puedan acechar a tus hijos, pero no confundas el peligro real con errores de aprendizaje o conflictos a los que se tienen que enfrentar como parte de su desarrollo.
- Educa en la curiosidad y motívales a descubrir y aprender pero no les digas lo que tienen que hacer. Una cosa es guiar y otra imponer o criticar.
- Pon límites al comportamiento de tus hijos. Los niños necesitan límites que les sirven de guía para saber qué es lo permitido y qué no. Explícales cómo hacer lo correcto, pero no les manipules ni les chantajees con premios o castigos.
- No proyectes tus necesidades en tus hijos, ni trates que ellos consigan lo que tú no pudiste. Tus hijos son personas individuales diferentes a tí, y pueden tener inquietudes y necesidades diferentes
- No te olvides de ti. Responsabilízate de ti, cuida tus necesidades, para no reprochar a tus hijos, que son los culpables de tus carencias.
Psicóloga infantil Molina de Segura, Murcia