La Navidad es una época intensificadora de emociones. Efectivamente nos afecta a nivel emocional, pero dicha influencia puede ser positiva o negativa para nosotros.
Para la mayoría de nosotros, es una época de júbilo y alegría. Es la excusa para reunirnos con familiares y amigos, que en ocasiones hace mucho que no vemos o a los que sólo vemos en Navidad. Las calles se llenan de bonitas luces, el ambiente se inunda de villancicos y buen humor, y aunque sea una pena reconocerlo, las personas en esta época del año se obligan a estar más felices, amables y generosos con los demás.

Uno de los aspectos más bonitos de la Navidad quizá sea, el como la viven los niños. Con ilusión e inocencia, nos contagian de esa mirada dulce que para ellos tiene la Navidad.
Sin embargo, no todas las personas tienen la fortuna de vivir esta época del año así. En ocasiones la Navidad actúa como un amplificador de emociones negativas, y aumenta la tristeza, melancolía y sensación de soledad. Algunos profesionales han llegado a hablar incluso de «Depresión Navideña». Los síntomas son similares a los de la depresión común: tristeza, apatía, fatiga, problemas de sueño, pérdida de apetito, disminución del deseo sexual, aislamiento.
Las causas suelen ser la pérdida de algún ser querido, separación sentimental, no poder reunirse con la familia por encontrarse lejos, riñas familiares, problemas económicos, no haber llegado a los objetivos planteados para ese año, no tener con quien compartirla…
Además, se une el hecho de la obligación implícita de tener que estar felices, con ganas de celebrar y reunirnos con gente, independientemente de nuestras circunstancias. Se nos olvida que para muchas personas, simplemente son dos semanas del año, que les apetece vivirlas libremente como les apetezca, y no por eso son «raros»
Cuando alguien espera la Navidad con desgana, se recomienda anticiparnos a esa «depresión Navideña», para cogerle ventaja. Se recomienda mantener nuestras rutinas diarias en la medida de lo posible a excepción de momentos puntuales.
Por otro lado, programa tu Navidad como te apetezca, con actividades que te resulten placenteras, independientemente de que sea Navidad. En definitiva se trata de tener preparados amortiguadores de la tristeza y de otras emociones negativas, para que esta época del año no resulte negativa para nosotros.
Psicólogos en Murcia
Vanesa Hernández, psicóloga.